¿Qué hacer cuando alguien no alcanza
recibir con gratitud aquello que se le ofrece?
Con actitud defensiva, intenta hacerte ver
que aquello que le estás ofreciendo apenas
tiene valor, o bien es algo que ya
posee o estaba a punto de adquirir
por otros medios. Todo esto me hace
pensar que verdaderamente es mucho
más difícil saber recibir que saber dar;
la gratitud es una gran ofrenda que le
hace sentir pleno y satisfecho al dador
que de esta forma se convierte en el
auténtico receptor. A veces no sabemos
recibir, y no sabemos hacerlo por virtud
de nuestros propios temores y complejos,
que convierten a la persona que generosamente
se nos acerca en una amenaza, en un
enemigo, ante quien absurdamente tenemos
que levantar el muro de nuestra soberbia.
Saber recibir, en realidad, no es más que
otra manera de saber darse a los demás.
Dios nos hizo dadores, con nuestros
sentidos apuntando hacia el exterior,
para que puedan servir y ayudar a todos
los que nos rodean.