Porque el servicio involucra mucho más que palabras: es una actitud de vida. Porque el servicio es distinto al servilismo: es entrega desmedida sin necesidad de caer en la ciega y baja adhesión a la autoridad de alguien.
Porque el servicio va más allá del egoísmo: es ser grandes sin necesidad de demostrarlo.
Jesucristo dijo en cierta ocasión: “No vine a este mundo para que me sirvan, sino para servir a los demás. Vine para liberar a la gente que es esclava del pecado, y para lograrlo pagaré con mi vida” (Marcos 1045 - TLA).
¡Lancémonos a la aventura de servir! Me gusta cómo lo expresó el Cardenal argentino Jorge Bergoglio en una reciente homilía sobre las palabras de Jesús: “Nadie puede llegar a ser grande si no asume su pequeñez."
La invitación de las Bienaventuranzas es un llamado que nos apremia desde la realidad de lo que somos, nos entusiasma, lima los desencuentros. Nos encamina en un sendero de grandeza posible, el del espíritu, y cuando el espíritu está pronto, todo lo demás se da por añadidura.
Ningún siervo puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas. Lucas 16:13 .
PRESENTO
"Ministerio LLama de Fuego"
Iglesia
La Nueva Jerusalén
Buenos Aires- Argentina
|