
REVELACION
Esta mañana no descubrí el elixir de la vida eterna ni el antídoto contra el veneno de la indiferencia; que la cura de las ansiedades es algo de paciencia, que el odio cae de rodillas ante las cosas tiernas.
Esta mañana no escribí el mejor o más triste poema, tampoco elevé una sentida plegaria al Todopoderoso; sencillamente me ha sorprendido el abrazo milagroso que consigo trae todo aquello que no se espera.
Esta mañana amanecí en tu aroma perfumado, de tu perfecta armonía felizmente enamorado; dueño de un corazón de latidos desbordantes, de un corazón concebido únicamente para amarte.
(Fabián Ruiz)
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