“El entusiasmo es el pan diario de la
juventud. El escepticismo, el vino diario de la vejez.”
Pearl S.
Buck
Normalmente mi estado de ánimo es favorable, positivo,
y me siento bien. Además busco que quienes están a mi lado se sientan de la
misma manera, pero claro esa es una decisión personal. Cómo me siento tiene que
ver con la mirada que hago de mi vida pasada, y lo que encuentro que he hecho en
favor del prójimo.
No quiero decir que no haya acciones de las cuales me
arrepiento, que no han sido buenas, y que produjeron dolor en otros. Quiere
decir que no he hecho el mal a propósito, y que lo que ha salido mal de mis
acciones no fue porque con premeditación lo hice para causar mal.
No me gusta
hacer una cita prolongada de un autor, pero hoy hago la excepción para traer
todo un párrafo del libro “El hombre en busca de sentido” de Víctor Frankl: “El
ser humano no es una cosa más entre otras cosas; las cosas se determinan unas a
las otras; pero el hombre, en última instancia, es su propio determinante. Lo
que llegue a ser —dentro de los límites de sus facultades y de su entorno— lo
tiene que hacer por sí mismo.”
Estos estados de ánimo varían. A veces siento
que fracasé, otras que gané, por momento hago la odiosa comparación con otros y
siento que he triunfado más que la mayoría, actitud mediocre por demás. Pero
cuando sumo, resto, multiplico y divido me siento exitoso con lo que he
alcanzado, y esperanzado por lo que he de lograr.
Cuando estoy con mis hijos,
con mi familia, o disfrutando de una expresión artística de las muchas que me
interesan, como lo son el cine, el teatro, la ópera, una presentación sinfónica,
cuando estoy escribiendo o trabajando le pongo tanta pasión a lo que hago, le
presto tanta atención a lo que estoy haciendo que el mundo exterior deja de
existir.
Darle a mi vida el propósito de contribuir a la felicidad de las
personas a través del aprendizaje transformador, quizás genera las emociones
apropiadas para darle sentido a lo que hago, incluso cuando pierdo el camino
como ha pasado en el período que estoy finalizando. Hoy rescato el sentido de mi
vida, y comienzo a ver los resultados de esta nueva entrada a la autopista de mi
existencia.
La vida ha premiado mi constancia consiguiendo lo que busco, la
alegría ha sido curativa en esta etapa reciente. La alegría que proviene del
amor de mi familia y de la amistad de mis amigos, de la actividad como educador
que realizo, las obras sociales a las cuales me devoto. No es que no tenga
motivos de tristeza, pero son más los de alegrías.
Mi vida ha sido
maravillosa y llena de ocasiones de placer de mundo y de espíritu, y contar
ocasiones que he vivido como a veces hago, me hace dar gracias a Dios por todo
lo que he podido hacer. Disfruto de las cosas que rutinariamente debo emprender,
y busco cumplir esa rutina con el mismo entusiasmo con el cual hago lo novedoso.
Me siento bendecido con todo lo que la vida me ha dado, y agradezco a Dios por
su dones para mí.
Escribiendo esta nota me doy cuenta de su importancia para
mi vida, y la de quienes leen lo que escribo, de hacer este reconocimiento de
felicidad, que me permite dar gracias a la vida por todo lo que me ha dado y me
sigue dando.
Es importante todo lo que hago, y por ello pongo todas mis
capacidades al servicio de a lo que me dedico. Mi invitación es a que todos
hagamos lo mismo y pongamos pasión intensa en cada acción. Soy optimista
responsable ante lo que viene, y ante el futuro de la humanidad. Siento que
podemos hacer lo que hace falta para que la humanidad sea feliz, y hacer que mi
existencia tenga un impacto favorable para el mundo.
Adrián Cottin