EPÍSTOLA A LOS POETAS QUE VENDRÁN
Tal vez mañana los poetas pregunten
por qué no celebramos la gracias de las muchachas;
tal vez mañana los poetas pregunten
por qué nuestros poemas
eran largas avenidas
por dónde venían la ardiente cólera.
Yo respondo:
Por todas partes el llanto,
por todas partes nos sitiaba un muro de olas negras.
¿Iba a ser la Poesía una solitaria columna de rocío?
Tenía que ser un relámpago perpetuo.
Mientras alguien padezca,
La rosa no podrá ser bella;
Mientras alguien mire el pan con envidia,
el trigo no podrá dormir;
Mientras llueva sobre el pecho de los mendigos,
mi corazón no sonreirá.
Matad la tristeza, poetas.
Matemos a la tristeza con un palo.
No digáis el romance de los lirios.
Hay cosas más altas
que llorar amores perdido:
el rumor de un pueblo que despierta
¡ es más bello que rocío !
El metal resplandeciente de su cólera
¡ es más bello que la espuma !
Un hombre libre
¡ es más puro que el diamante !
El poeta libertará al fuego
de su cárcel de ceniza.
El poeta encenderá la hoguera
donde se queme este mundo sombrío.
Manuel Scorza, (Perú,1928-1983)