Te imaginas un paisaje de ensueño y unas playas cercanas a la ilusión, donde el azul ostenta manso cielo y la arena pálida convoca al amor... ¿Qué...? respondes dulce y abstraída, callas... y te fugas en silente fantasía.
Te imaginas un paradisíaco romance, de fragancias desnudas que se tientan, de emociones sensuales que se atraen, de sendos corazones que se entregan... ¿Qué...? respondes dulce y abstraída, callas... y te fugas en silente fantasía.
Te imaginas un crepúsculo perfecto: el rey dorado cae, e incendia el mar; la pasión cae, e incendia los cuerpos, sólo los dos, y nuestro deseo de amar... ¿Qué...? respondes dulce y abstraída, callas... y te fugas en silente fantasía.
¡Te imaginas a los amantes selectos rindiendo pasional tributo a su amor! ¿Qué...? Respondes dulce y abstraída, y ahora no enmudeces y suplicas: - “¡Continúa hablando, por favor, se elevan mis más dulces fantasías atadas al encantamiento de tu voz!”