N o sé quien soy en esta llama cruenta de angustia, de dolor, de goce y llanto, en que nace el misterio de un encanto que destruye mi vida y la alimenta. N o sé quién soy en esta red que inventa peces de espuma en vértigos de espanto y un verano de siglos que levanto para saciar la voz que me atormenta. En un mundo de sombra y amargura me interrogo con voz desconocida que parece una voz ajena y dura. y queda mi razón desvanecida porque todo el dolor de mi locura me duele fuera de mi propia vida. II No sé como mirar para encontrarte, horizonte de amor en que me excito, distancia sin medida donde habito para matar las ansias de tocarte. No sé como gritar para llamarte en medio de mis siglos de infinito donde nace el silencio de mi grito movido por la sangre de buscarte. Mirar sin que te alcance la mirada; sangrar sin la presencia de una herida; llamarte sin oírme la llamada; Y, atado al corazón que no te olvida, ser un muerto que tiene por morada un cuerpo que ni vive sin tu vida. ELIAS NANDINO
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