No hables mal de la vida ajena.
Solo lo hacen las personas frustradas y pobres de espíritu.
Si no puedes decir todo lo bueno que sabes de alguien,
no digas nada.
Hablar mal del prójimo es el arma de los débiles,
de los envidiosos y de los incompetentes.
Si haces así, perderás la confianza de las personas,
e inevitablemente, los amigos se apartaran.
Dí todo lo que sepas de bueno de una persona,
aunque por mala que sea, siempre tiene su lado bueno.
Con discreción y buen ejemplo, tu atraerás la confianza de todos.
Iran Ibrahim Jacob