¡Cómo cuesta esperar! Somos por naturaleza ansiosos y lo
queremos todo ya. Queremos las respuestas aquí y ahora.
No importa si somos niños o adultos, la ansiedad siempre está presente en nuestra vida. Los adolescentes quieren tener pareja y la quieren ya.
Es por eso que a veces se equivocan, porque con la prisa, eligen sin pensar ni consultar.
Los que buscan trabajo lo quieren ya. Salen con el
periódico bajo el brazo y esperan que alguna puerta
se abra y les permita empezar a trabajar hoy mismo.
Pero las puertas no siempre se abren y vuelven a casa desesperanzados.
Los que están enfermos quieren sanarse ya.
No quieren seguir sufriendo. Quieren poder disfrutar de la vida ahora y terminar ya con todo dolor.
No importa cuál sea el problema, siempre es lo mismo, queremos la respuesta y la solución ya.
Miqueas (el profeta) también tenía problemas.
Tenía los suyos propios y además los del pueblo.
Había cosas que no podía solucionar, que escapaban
de su control y no podía salir de su angustiante situación;
quería mejorar, pero no podía hacerlo. De pronto, se dio
cuenta de que tenía un enorme recurso a su disposición
y empezó a pedirle a Dios que le ayudara, con fe y confianza.
Frente a la ansiedad de las personas, la prisa por respuestas
milagrosas y el deseo inmediato de cambiar una situación
desagradable, Miqueas dijo: “Yo voy a esperar en Dios”.
Lo que Miqueas estaba viviendo era desagradable,
pero dejó su problema en las manos de Dios y esperó confiadamente en su intervención.
Tal vez hoy estás pasando por un momento difícil, estás lleno
de ansiedad, tu situación te parece insostenible y quieres
respuestas que nunca llegan. Pero quiero decirte que no
todo está perdido, hay esperanza y se encuentra en Dios.
Déjalo actuar porque Él sabe lo que hace, y así podrás esperar confiadamente.
Toda oración que llega al Trono de la Gracia, es escuchada y
respondida, puedes esperar tranquilo, Dios ya sabe tu problema y tiene la solución.
“Pero yo esperaré en el Señor, pondré mi esperanza en
Dios mi salvador, porque Él me escuchará” Miqueas 7:7
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