En esta vida, los seres humanos generamos un sentindo de pertenencia. Un ejemplo, con el Matrimonio muchos piensan que luego de celebresarse, la pareja nos pertenece, es nuestra y debe hacer lo que nostros queremos que hagamos. Este criterio es un gran obstáculo para la felicidad. Bea, una amiga a quien conocí hace una semana, me conto que el éxito de su largo matrimonio, fue que ambos se daban sus espacios, sus libertades bien entendidas, porque en ellos existe convicción de que ambos actuaran correctamente porque se aman.
La lección que aprendí de Bea fue; El cultivo del Amor de Dios se da mediante la confianza y la esperanza, el amor y el conocimiento. Siembra estos cuatro medios y encontrarás a Dios.
El Amor no se apropia de nada. Cómo va a buscar apropiarse de algo si todo le pertenece. Todo pertenece a Dios, todo esta en el plan divino del Padre, Él nos da el amor terrenal como un regalo . El Amor no dice “eso es mío”, debe decir “es tuyo” .
De esta forma también podemos entender la raíz del verdadero e infinito Amor de Dios. Nosostros no podemos decir "Dios es mío" debemos decir "mi Dios yo soy tuyo". Antes que muchas personas me contesten que siempren hacen esto, quiero preguntarles; ustedes no son de aquellos que acuerdan de Dios sólo cuando pasan momentos difíciles?.
También recuerden que una forma de demostrar nuestra entrega a Dios es hacer que su amor fluya. Por eso, debemos de regarlo por todo el mundo y a todos nuestros hermanos.
Las personas no nos pertenecen, ni nosotros nos pertenecemos a nosotros mismos. Pertenecemos a la vida, y la vida nos la ha regalado Dios. Le pertenecemos a Él y ese en nuestro mayor regalo porque Dios es Amor. Hagan que el amor de Dios fluya.
Mucha gente me pregunta y cómo hago para que el amor de Dios fluya? Les respondo; Si encontramos el Amor de Dios veremos cómo es fácil regarlo por el mundo. Nuestro prójimo, es decir, los que están próximos a nosotros, lo podrán percibir. El Amor Espiritual que viene de Dios es vino con aroma.
El mundo le pertenece a Dios, nosotros le pertenecemos a Dios. Por eso habitamos en Él. En nuestros corazones está la fuente infinita de su gracia.
A/D TOMADO DE LA RED