Hay un catorce sembrado cada mes de mi año, un febrero arraigado a mi sentir calendario, un domingo acostado en el sofá de mi espera y unas rosas frescas en mi poemario.
Hay un halo de santo rezando en impares, estrellas fugaces cumpliendo su milagro, una fecha sin señalado que celebra a escondidas el sentir altruista que nos mantiene closados.
Hay un verso que habla en cada amanecer, un beso en el café de dos bocas amadas, una cena para mañana con los sabores del ayer, mi esencia en él y su amor en mi alma.
Hay un catorce y un milagro en cada suspiro que acontece, un vuelco entre pieles y una esperanza transitando, donde el verso regurgitado desde las hondas entrañas hace cómplice la mirada catorces meses al año.
Hay catorce respuestas sin ninguna pregunta, un fusil que apunta donde el latido apuesta y una bala que se presta a guardar su munición para salvarnos desde el amor o matarnos donde nos queda.
Esencia
|