LA MUERTE DE UN POETA
Tirado en una cama, llorando sin consuelo,
se halla nuestro poeta, en espera de su musa,
sabe que ella nunca volverá, nunca estará junto a él,
por eso llora lágrimas de sangre, para morir de amor.
Todas las noches se lamenta por la partida de su musa,
la gente al escuchar sus sollozos huye con pavor,
las personas que antes se deleitaban con su poesía,
lloran al ver que se consume en el abandono y desazón.
Triste poeta, ayer, ayer, reías y gritabas tus poemas,
por cada motivo de alegría, tristeza de la gente,
llenabas con poesía ese momento de dolor,
en el que las personas se sentían en la desesperación.
Mas mírate ahora, no eres la sombra del árbol de ayer,
solo una fuente inagotable de lágrimas,
tu vida comparada con otros, no es vida,
acaba de una vez con este tormento de vivir así.
Toma mi mano poeta del desamor, tu musa no volverá,
toma esta daga, tómala sin temor,
lleva el filo de su punta, directo al corazón,
no te preocupes, ya verás a tu musa en la eternidad.
Ella te esperara con los brazos abiertos para darte su calor
en el mas allá, ella será tu inspiración.
Poeta, no pudiste terminar tu gran obra en la tierra,
pero ahora, la terminaras en la eternidad.
El Príncipe de la Soledad