Jamás en mi vida fui culpable de decir cosas de un modo distinto del modo en que las veía: mi naturaleza me conduce en línea recta a la esencia de las cosas. Y si muchas veces me equivoco en este camino, tengo la certeza de que la propia verdad, en última instancia, se hará oír y sentir por sí misma, como ya ocurrió muchas veces en mi vida.