DOS POETAS.
Una tarde roja y oro,
hecha de luz y de sangre,
subían por el camino
dos poetas rivales,
el uno iba ligero
el otro muy renqueante,
ambos miraban al cielo
de formas tan virginales,
buscaban las palabras
que lanzar como puñales,
dejando al otro anonadado
sin saber que contestarle.
Pero esa tarde roja y oro…
hecha de luz y de sangre,
se convirtió en negra noche
oscureciendo los pensares,
y mirando hacia el cielo
con estrellas centelleantes
sobre el oscuro terciopelo
de una noche sin refranes,
supieron ambos entonces
que de poesía eran cofrades,
al hacer con las palabras
auténticos encajes,
que recorrerían el mundo
cual verdaderos errantes.
Una tarde roja y oro…
hecha de luz y de sangre…
al convertirse en noche…
se lleno de bondades.
D/A