Evita la queja y la crítica inútiles
Como parte de la armonización de la persona con el medio, existen dos aspectos que es ineludible incorporar. Una persona que desea mantener dicha armonía tiene que aprender a evitar quejarse de aquellos hechos que no puede o no le interesa cambiar, y la misma política tiene que aplicar a las personas con las que se relaciona.
Es fácil de detectar aquella persona que se considera víctima, ya sea de las circunstancias o de las otras personas. Es la que ve en cualquier acontecimiento una intención maligna que busca perjudicarla. Un simple cambio del tiempo, por ejemplo de soleado a nublado, le parece un intento de estropearle la vida.
Una persona como esta generalmente no se reserva sus pensamientos para sí. A cualquier persona que esté cerca y se resigne a escucharla, la abrumará con la explicación de cómo el malvado tiempo se obstina en estropearle los planes que se había trazado, sin privarse de hacer un análisis histórico de cómo el tiempo ya no es lo que era antes y cada vez viene peor.
Entre los principios generales que deben regir tu conducta, uno de los más importantes es el de asumir la responsabilidad por tu propio destino, teniendo en cuenta por supuesto que existen hechos fuera de tu control. Debes realizar las acciones que están a su alcance para influir en su destino y no perder tiempo lamentando aquellas cosas que no se pueden cambiar, sino rehacer tus planes según cómo se presenten las circunstancias.
Si tenías pensado salir a dar un paseo y un cambio meteorológico lo hace imposible, no tiene sentido que el tiempo que ibas a estar paseando lo inviertas en mirar por la ventana y lamentarte por lo que no pudiste hacer. Es mucho más útil que busques otra actividad para hacer y en todo caso, si quieres quejarte, no molestes con tus quejas a personas a las cuales el asunto no les interesa.
Este mismo principio se puede aplicar a asuntos más importantes que el de salir a dar un paseo. Lo que hay que tener en cuenta es que quejarse por algo que no puedes evitar no va a solucionar nada y lo más probable es que termines aburriendo a las otras personas.
Un caso particular de la persona quejosa lo constituye aquella cuyas quejas se enderezan contra las otras personas. Esta es la persona que vive criticando a los demás porque nadie le cae bien. Si bien es cierto que todos tenemos defectos, es muy rara la persona que no tenga algún aspecto positivo, algo que se pueda alabar. Se comete un acto de injusticia cuando solamente se repara en lo malo y no en lo bueno que puedan tener los otros.
Es obvio que la costumbre de referirse a los demás únicamente para criticarlos nace de un problema psíquico. Ver las conductas erradas que tienen los otros y analizar cuáles pueden ser las causas de las mismas, es una buena manera de darse cuenta de los cambios que uno mismo tiene que realizar, ya que es raro que uno perciba sus propias conductas incorrectas.
El caso de la persona criticona puede ser debido a que la misma intenta realzarse a sí misma rebajando a los demás. Poner constantemente de manifiesto lo que considera los defectos de los demás puede ser una manera de atraer la atención hacia sus propias virtudes. Aquí hay evidentemente un problema de autoestima porque la persona que se autoestima no necesita andar fijándose en lo que hacen mal los demás para sentirse mejor.
También puede ser que intervenga una falla del principio de responsabilidad que antes expuse, si es que las críticas se refieren siempre a la manera en que los otros se comportan con la persona quejosa. Si acatas el principio de responsabilidad no andarás fijándote en lo que hacen los demás ni siquiera para echarles la culpa de lo que te pasa a ti.