CUANDO NOS ROMPEN EL CORAÓN
Yo pensaba que siempre los malos amores era algo que a otros les podía tocar, pero no a mí.
Siempre he sido muy segura de mí misma, soy una mujer educada con mucho mundo,
y puedo escoger a quien yo quiera… ¿A mí un mal amor? No, jamás. A mí nunca me pasaría algo así.
Pero sí, pasó.Toda era perfecta, conocí al hombre perfecto, atento, caballero, todo lo que
había soñado en la vida era él.Me fui metiendo en su mundo, ya no era yo misma, su voz hablaba por
mí, sus manos se movían por mí, todo cuanto él hacía a mí me parecía perfecto por lo que adopté
una actitud pasiva en la relación, me dejaba llevar por el amor que le tenía, todo me gustaba,
era muy feliz, no sabía de las cuentas, no sabía nada de nada…¿Para qué, si él lo hacía todo por mi?
Un día me mire al espejo, me di cuenta que ya no iba mucho al salón de belleza, total ¿para qué?
NO era necesario, él siempre me decía que era bella. Miré mi cuerpo, ya no era el mismo,
yo en mi trabajo no era la misma, mi forma de vestir cambió totalmente, y esa mujer tan segura de sí misma
pasó a ser la que preguntaba si había que comprar algo, o si me quedaba bien cualquier
prenda…es que ya no era yo.
Era él que se metió tanto en mí que yo ya no pensaba, lo tenía tan encima de mí que no reaccionaba,
hasta que empecé a esperar hasta bien tarde que él llegara, todos los días se retrasaba por un motivo distinto.
Si preguntaba por qué tardaba tanto en llegar, me respondía que era por motivos del trabajo.
Nuestra vida de pareja era nula, ya no venía a casa todos los días, ya no llamaba, y si le preguntaba me decía “
Ah, enseguida te llamo”, o “esta noche te veo…”, y yo allí quedaba, esperando hora tras hora que
llamara, pero nunca llegaba esa bendita llamada.
Lloraba, me destrocé la vida pensando que algo estaba yo haciendomal, pues de pronto a
aquel perfecto hombre ya no lo veía… Un día salí en mi coche y frente a un semáforo estaba
mi hombre ideal con una chica muy abrazada.
Sentí que el mundo se me iba de las manos, paré el coche, lo primero que pensé fue ir allí y
decirle lo que se merecía,pero no lo hice porque algo de aquella chica educada quedaba en mí.
Y me fui a casa a llorar durante una semana y tampoco recibí llamada alguna, vi que mis tarjetas
estaban casi en cero, que mi pelo era horrible, que me había dejado de amar y todo en mí era oscuridad.
Con el corazón a pedacitos empecé a trabajar de nuevo. Poco a poco arreglé mis cuentas,
volví a la peluquería,volví a vestirme bonito, aunque con el corazón y la pena que arrastraba.
Pedía a Dios que me dejara olvidar ese fracaso y poco a poco llegó la calma a mi vida.
Empecé a salir con mis amigas, volvía a mi vida normal…
Cuando todo parecía quedar atrás, un día apareció en mi puerta.
Desgastado, y visiblemente afectado…su nueva novia se había marchado con su ex-esposo
y lo vi tan mal que eso me devolvió la vida.
Sí, como lo leen, “Ah” -le dije- “¿ves lo mal que se pasa cuando te rompen el corazón?
Ahora mismo tengo visitas, nuevos amigos, y no puedes entrar, enviaré tus cosas a
tu casa y yo a ti jamás te he visto…”
Uff, dije tantas cosas… pero entré a mi casa y al mirarme en mi espejo supe que una por
muy mal que lo pase puede salir adelante. Aún con el corazón con remiendos, pero mejorando,
la verdad que me alegré que pasara por lo que estaba pasando, pues todo ese tiempo que
me engañó con esa mujer yo no veía nada fuera de él.
Hoy soy más previsora y no me enamoro tan fácilmente, es más, aprendí a amar con medidas,
doy todo a medias, el día que encuentre a ese hombre ideal mi corazón me lo dirá
y daré todo sin medidas porque así es el amor, dar todo hasta que duela.
By Susse Liebe Dávila