HABLENOS DE LA ALEGRIA Y LA PENA
Y él contestó:
Vuestra alegría es vuestra tristeza sin máscara.
Y el mismo manantial de donde mana vuestra risa
ha estado frecuentemente lleno con vuestras lágrimas.
¿Y podría ser de otra manera?
Cuanto más profundo penetre la tristeza
en vuestro ser, más alegría podrá contener.
¿No es la copa repleta de vuestro vino la misma que fue
cocida en el horno del alfarero?
¿Y no es el laúd que deleita vuestro espíritu la misma madera
que fue ahuecada con aceros?
Cuando os encontráis alegres mirad en lo más profundo
de vuestro corazón y notaréis que lo mismo que os produjo tristeza
es lo que ahora causa vuestra alegría.
Cuando os sintáis abatidos volved a mirar vuestro corazón,
y notaréis que estáis llorando por aquello mismo que
anteriormente fue vuestra alegría.
Sin embargo, yo os digo que ambas son inseparables. Llegan juntas,
y cuando solamente una se sienta con vosotros a la mesa, recordad
que la otra se agazapa en vuestra cama.
En verdad, estáis suspensos, como fiel de balanza, entre vuestra alegría
y vuestra pena.
Sólo cuando vacíos estáis quietos y equilibrados.
Cuando el tesorero os levanta para pesar su oro y su plata,
ES NECESARIO QUE LA ALEGRIA
O VUESTRA PENA BAJEN DE LA BALANZA