a instantes de placer estremecido,
eres como deseo contenido,
anhelo de tenerte, no apagado.
Eres fuego carnal nunca nombrado,
arrullo de pasión siempre sentido,
en mi lecho desierto eres gemido,
un constante desvelo despertado.
Tus curvas se perfilan suavemente,
y desfilas desnuda por mi mente,
anhelo ya mujer, poder amarte.
En olas de delirios te presentas,
y esta hambre de tenerte la alimentas,
quiero verte en mi lecho y acariciarte.