Esos locos bajitos
Esos locos bajitos, los llaman.
Esos genios pequeños los llamaría yo.
Hay una cosa que tengo muy clara y es que todo el mundo merece respeto pero sin duda nadie como los niños. Son un oasis bello, relajante,
y acogedor en este mundo cada día más parecido a un desierto donde como el agua falta el amor y tantas cosas más.
Ellos nos hacen recordar la frescura olvidada,
la inocencia perdida,
la simpleza y evidencia de tantas cosas que nuestros ojos o
nuestra mente no alcanzan e
incluso la tabla de multiplicar que un día cantamos y aprendimos de memoria.
Ellos huelen a ternura,
a futuro,
a esperanza,
a sinceridad,
a nobleza,
a tantas cosas bonitas...
Que la vida sin ellos sería imposible.
Ellos son maestros,
a pesar de lo poco que saben y
lo mucho que les queda por aprender,
te dan cada día una lección,
una lección de fortaleza,
de caerse y volverse a levantar como si nada,
de reír con cuarenta de fiebre,
de decir te quiero y que no pase nada,
de pedir ayuda y
tampoco pasar nada.
No saben lo que es la maldad pero
tienen muy claro lo que es el amor,
el cariño,
lo detectan a distancia y
lo valoran más que todos nosotros juntos.
Puedes ver en sus ojitos casi todo lo que piensan o lo que les pasa,
esos ojos a los que me reconforta ver alegría
en ellos porque cuando lo que veo en ellos
es tristeza,
algo no va bien en nosotros en algo estamos fallando.
La buena sociedad,
la armonía y las cosas bien hechas se pueden ver en los ojitos de un niño.
A un niño es difícil no quererle
pero si muy fácil dañarle,
ellos están preparados para recibir ternura y afecto pero no lo están para recibir violencia, maldad o desprecio.
Ellos nos piden eso:
cariño,
atención ternura y
una ración de disciplina justa para seguir aprendiendo.
Quien tiene a un niño cerca nunca
le falta una sonrisa,
quien tiene un niño cerca conoce el altruismo,
y pocas veces se sentirá sólo.
Cuando veas a un niño,
respétale no le menosprecies por ser pequeño, ten por seguro que Él te hará grande,
Él sabe más que tu de muchas cosas,
te enseñará mil recetas para ser feliz que seguramente desconozcas,
te querrá sin pedirte grandes cosas a cambio,
a través de un cuento descubrirá las cosas,
a través de una canción aprenderá las palabras y a través del tono de tu voz aprenderá a
conocer lo que le espera. Tómale la mano a un niño y
estarás agarrado a la vida
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