A TI MUJER
Dicen que, a cierta edad,
las mujeres se hacen invisibles,
que su protagonismo en la escena de la vida,
declina,
y que se vuelven inexistentes
para un mundo
en el que sólo cabe el ímpetu de los años jóvenes.
Yo no sé si habrá quienes se sientan así,
es muy probable,
pero nunca la mujer fue tan consciente de su existencia
como ahora;
nunca fue tan protagonista de su vida,
y nunca disfruto tanto
de cada momento de su vida
como ahora.
Descubrieron que no son las princesas
del cuento de hadas;
descubrieron al ser humano que sencillamente son,
con sus miserias y sus grandezas.
Descubrieron que pueden permitirse el lujo
de no ser perfectas,
de estar llenas de defectos,
de tener debilidades, de equivocarse,
de hacer cosas indebidas,
de no responder a las expectativas de los demás.
Y, a pesar de ello,
quererse mucho.
Cuando se miran al espejo
ya no buscan a la que fueron en el pasado…
sonríen a las que son HOY….
Se alegran del camino andado,
y asumen sus contradicciones.
Sienten que deben saludar, a la joven que fue,
con cariño, pero dejarla “a un lado”,
porque ahora estorba.
Su mundo de ilusiones y fantasías
ya no interesa.
¡Qué bien no sentir ese desasosiego permanente
que produce correr tras los sueños!
La vida es tan corta y el oficio de vivirla es tan difícil,
que cuando uno comienza a aprenderlo,
ya hay que morirse.
El ser humano tarda mucho en madurar,
¿Verdad?
TENER-RETENER.
Las realidades más grandes y más bellas
tanto más las tendrás
cuanto menos las poseas y retengas.
Si quieres tener el mar, contémplalo,
y abre tus manos en sus aguas,
y todo el mar estará en ellas.
Porque si cierras tus manos para retenerlo,
se quedarán vacías.
Si quieres tener un amigo peregrino,
déjalo marchar y lo tendrás…
Porque si lo retienes para poseerlo, l
lo estarás perdiendo,
y tendrás un prisionero.
Si quieres tener el viento, extiende tus brazos,
abre tus manos
y todo el viento será tuyo,
porque si quieres retenerlo, te quedarás sin nada.
Si quieres tener a tu hijo, déjalo crecer,
déjalo partir y que se aleje…
lo tendrás maduro a su regreso,
porque si lo retienes poseído,
lo pierdes para siempre.
Si quieres tener el sol y gozar de su luz maravillosa,
abre los ojos y contemplalo…
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