Página principal  |  Contacto  

Correo electrónico:

Contraseña:

Registrarse ahora!

¿Has olvidado tu contraseña?

MOMENTOS DE AMOR
 
Novedades
  Únete ahora
  Panel de mensajes 
  Galería de imágenes 
 Archivos y documentos 
 Encuestas y Test 
  Lista de Participantes
 .·:*¨ G E N E R A L ¨*:·. 
 .·:*¨FACEBOOK¨*:·. 
 .·:*¨▀*:·..·:*¨▀*:·..·:*¨▀*:·. 
 .·:*¨Poesía¨*:·.  
 .·:*¨Grandes poetas¨*:·.  
 .·:*¨Reflexiones¨*:·. 
 .·:*¨Cumpleaños¨*:·. 
 .·:*¨Frases celebres¨*:·. 
 .·:*¨Canciones¨*:·. 
 .·:*¨Videos¨*:·. 
 .·:*¨Chistes¨*:·. 
 .·:*¨Gifs saludos¨*:·. 
 .·:*¨Gifs "regala"¨*:·. 
 .·:*¨ Fondos ¨*:·. 
 .·:*¨Oferta firmas"¨*:·. 
 .·:*¨Retirar firmas"¨*:·. 
 .·:*¨ REGLAMENTO ¨*:·. 
 .·:*¨ FIRMA REGLAMENTO ¨*:·. 
 .·:*¨ COMUNIDADES AMIGAS ¨*:·. 
 .·:*¨Regalos¨*:·. 
 .·:*¨Bajas del grupo¨*:·. 
 .·:*¨►Salud, Belleza y HogarR◄¨*:·. 
 .·:*¨Bajas de Momentos¨*:·. 
 .·:*¨Nuestro País¨*:·. 
 
 
  Herramientas
 
General: Balada
Elegir otro panel de mensajes
Tema anterior  Tema siguiente
Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: el poeta rascaso  (Mensaje original) Enviado: 01/12/2012 16:23
  • ―La idea de este poema empezó en el libro “Las Valkirias” de Paulo Coelho; traducción (2010) en la página 13 de la introducción. Ahí empezó mi curiosidad y empecé a buscar los datos e encontré el poema de Oscar Wilde.

    “Balada de la cárcel de Reading por el prisionero C.33, Charles Thomas Wooldridge, nacido en el condado de Berk, era un mocetón bien erguido de la plebe inglesa. Soldado fue de la Guardia Real Montada, tenía treinta años cuando el Estado puso en su nuca la corbata trágica de cáñamo. Este hombre, enloquecido por los celos, degolló a su mujer, Laura Ellen Wooldridge, con exquisita premeditación de viejo florentino, a las nueve de la noche del día domingo 29 de marzo de 1896, en Arthur Road, entre la estación de Great Western Railway de Windsor y el pueblito de Clewer. Mujer bella era, y resplandecían en su cuerpo mozo veintitrés años de júbilo.
    Wooldridge fue sentenciado por el Juez Harwkins en la Audiencia de Bershire el 17 de junio de tal año. El soldado hizo fe en todo momento de haberlo sido de veras y de haber ceñido con donaire las presillas a sus hombros: nunca se mostró abatido ni inferior al momento trágico que le tocó sufrir. El Reverendo M. T. Friend fortificó aún más su espíritu para el tremendo trance.
    Oscar Wilde”. (Su crimen, el ser homosexual, estuvo preso al mismo tiempo que Woodridge).

    ―Y bajo la licencia de la Intertextualidad he escrito mi poema. Pero casi lo he cambiado todo para el propósito de mi poema.

    Pero esta es la de un personaje que anda perdido en el laberinto del amor a base del poema de Wilde.

    ―Balada del ayudante de cocinera con el mandil rojo y polka dot, estilo “I love Lucy” de la noche del “Día de acción de gracia”.

    En memoriam:

    ―Del barrio quenepero de la “Perla del Sur” ella es una Mosa adulta, con nombre de ‘Trotaconventos, como en el Libro del buen amor,’ diestra en las artes culinarias, Noviembre del 1998.

    “―Cuando él salió aquella noche le esperaba una carretera siniestra, mojada, llevaba puesta la misma ropa, el cansancio lo dominaba, bajo una obscuridad con neblina, muy larga y fría. Distraído por la negación de un abrazo y un beso, estéril era la mirada de la mujer que él amaba, sabía que en su corazón no había amor sino que mucha confusión y un poco de desprecio”.

    I

    Su sonrisa la había dejado en aquel portal,
    llevaba un desprecio fijo en su alma,
    al oír aquel rotundo ‘no’.
    De una forma despectiva…
    fue como morir lentamente
    a manos de un asesino
    con un corazón frío.

    El manejaba entre los muchos autos
    aquella noche de neblina,
    con un sueño viejo y raído,
    deseando más que la muerte,
    bajo aquel oscuro cielo
    sin una gota de piedad, lleno de viento.

    No se atrevía mirarse
    en el espejo retrovisor
    para no enterarse de su amargura,
    ni de las lágrimas que rodaban por su mejilla
    que acompañaban su pena…
    por aquel largo camino
    a través de las montañas.

    Tal vez no era el único
    que cargaba con su condena,
    o pesada conciencia…
    ni de volver a verla
    por un largo periodo,
    que lo dejó con su alma triste,
    y un corazón estrujado y marchitado.

    ¿Será ese su castigo?
    ¿Amará a su Dios?
    Siendo su estrella que lo alumbraba
    por todo el camino
    manteniéndole despierto aquella carretera.

    Solo él sabía del desamor,
    que lo obsesionaba
    que precipitaba su paso
    por aquellos barrancos,
    pensando en quitarse la vida.

    “Sin embargo, ―!escúchenlo bien todos―
    siempre los hombres matan lo que aman!
    Con miradas de odio matan unos,
    con palabras de amor otros matan,
    el cobarde asesina con un beso
    y el hombre de valor con una espada!”

    “Unos matan su amor cuando son jóvenes,
    otros matan su amor cuando son viejos,
    con las manos del oro mátanlo unos,
    con manos de lujuria otros lo asfixian,
    y los más compasivos con puñales
    pues los muertos así, pronto se enfrían”.

    “Algunos aman demasiado corto,
    algunos aman demasiado largo;
    unos venden amor y otros lo compran,
    éstos aman vertiendo muchas lágrimas,
    sin un leve suspiro aman aquéllos,
    porque cada hombre mata lo que ama
    aunque no tenga que morir por ello!”

    Pero el que no piensa
    no sabe de muertes violentas
    ni tiene idea de las consecuencias
    o de la velocidad en las carreteras,
    él solo piensa en su amargura
    y en alguna cura ligera
    alrededor de alguna curva ciega.

    Él es egoísta
    porque no comparte su miseria con nadie
    el creé que es el único miserable,
    cuando por el camino tropieza,
    más de dos veces con la misma piedra.

    Le es difícil dormir en las noches,
    ni confesaría sus crímenes
    a ningún capellán en espera,
    porque él solo piensa
    en su amiga la muerte.

    Pero se mantiene despierto
    al borde de la carretera,
    para no darle el gusto
    a ese quien lo espera.

    Lleva solo una sed
    cruel y enfermante,
    que lo quema por dentro,
    aunque le grita piedad,
    su pobre esqueleto,
    no lo oye.

    Simplemente se distrae
    con los insectos que chocan en el parabrisas,
    que le brindan una sinfonía
    de bemoles inquietos
    sin rimas ni versos
    como un Caifás
    sin temor al veneno.

    II

    Tres horas duró el viaje
    por igual el paulatino castigo,
    ya iba sentenciado,
    sin calor ni amor,
    en su primer día de escarmiento.

    Llegó a su casa sin mirada,
    con su cabello mojado
    con el sudor de la noche.
    Raído y torturado
    por los malos pensamientos
    y el lucero que anunciaba
    la mañana, y el alba
    con el divorcio de la noche
    asomaba su primera cara.

    Sin quitarse la ropa
    se metió en la cama,
    a pasar el trago amargo
    de aquel ‘no’
    de la mujer que él amaba.

    III

    Desilusionado trataba de dormir
    como un jardín en donde no nacen ya flores,
    en donde queda una sola manzana
    llena de dulces víboras,
    más para intimidar
    que el daño que puedan causar,
    porque era el único fruto
    que allí se podía dar.

    Solo un triste gallo
    le cantaba al crepúsculo,
    sin sus dientes postizos,
    como haciendo gárgaras,
    con el eco del espacio y el viento.

    El danzar de las hojas
    lo acompañaban en su melancolía,
    el canto en las ramas
    confundida con la brisa,
    en un bosque seco,
    petrificado y sin vida.

    Bailaban en su mente
    pensamientos del que sufre
    al borde de una cima
    en donde el eco miente.

    Por último él quedó condenado
    a sufrir las consecuencias del tiempo
    y una pesada melancolía,
    de un amor que no le pertenece,
    aunque de ese amor
    solo le queden unos cuantos pétalos,
    y unos hermosos recuerdos.

    Así quedó su sueño en naufragio
    buscando un faro inexistente
    en donde solo quedan los cayos;
    el azote del marullo
    y un canal que promete
    solo la muerte.

    A lo lejos las palmeras
    de una isla en el horizonte
    que le promete una vida
    de más maltratos sin sabores.

    IV

    Allí solo quedó
    bajo un alud de derroches
    a esperar la otra noche
    que prometía un poco más de lo mismo.
    Convertido en un reo
    de sus propios caprichos.
    Pidiéndole al todo Poderoso
    que le mandara su propia muerte.

    No le quedaban vicios
    para calmar su dolencia
    ni porros ni cervezas,
    para aliviar su miedo
    temiendo aquella palabra:
    “perderla” ¡sería inconcebible!

    Seguía pensando en cosas raras,
    las sacaba del armario del alma,
    cuya piedad sería el destino
    de lograr algún consuelo
    ante aquella total desgracia,
    no había cerrojo alguno
    para callar sus dolorosas palabras,
    mas que piedad podría tener la sociedad
    ¿qué hacer podía?
    para aliviar en antro de los pensamientos malignos.
    No había palabras suaves…
    para aliviar su desgracia.

    V

    Pensaba en un payaso famoso
    con la peor cara de tonto
    con una sonrisa fatula
    llena de lágrimas
    sobre la máscara.

    Pero todo pensamiento le era imposible
    deambulaba por la casa,
    como una fiera sin rumbo
    metido en una jaula
    rugiendo a la nada
    al compas de un reloj mudo.

    Y así pasaba las horas
    buscando un poco de aliento.
    A veces miraba por la ventana
    para ver lo que ella le contaba.
    Pero nada lo apaciguaba
    en lugar no veía nada
    ni sentía tampoco el viento.

    Pasaban las horas
    como una tumba
    esperando que llegara su tiempo,
    para así enterrarlo
    contando días, horas, momentos.

    Pero como el destino a veces
    suele ser tan cruel,
    que nos arrastra de nuestro aposento,
    para que abramos los ojos
    en el más cruel de los momentos.
    Y así jugaba con el minutero
    para seguir gastando el tiempo.

    En las noches, no se oía ruidos,
    solo el eco en los pasillos,
    y de las pisadas su estruendo,
    tratando de romper el hierro
    de aquel frío momento.

    Solo se preguntaba
    como puede un ser
    sobrevivir ese castigo
    de la soledad una vez más,
    como una ruleta rusa
    tratando de volarse los sesos.
    Eso él jamás lo pudo entender,
    pero hoy tiene que vivir
    cada uno de esos momentos.

    Más es imposible el sueño
    cuando se llora, con ojos áridos,
    que jamás han visto una lágrima,
    como el reo condenado
    que esta a punto de ser juzgado
    por el verdugo que no tiene prisa.

    Así son las cosas cuando
    se llora con los ojos de otros…
    cuando la piedad no conoce un indulto
    ni rodillas sangradas,
    y mucho menos algún luto,
    por el amor que acaba de fallecer,
    que se fue sin piedad
    al llevarse todo su querer.

    Hoy él le sigue descontado días
    hasta completar su condena
    tal vez valga la pena,
    no volver a mencionar
    la lisonja de una larga espera,
    que al fin y al cabo,
    no sabe lo que le espera.

    Captain
    Playa de Fajardo, PR
    11-26-12



Primer  Anterior  2 a 2 de 2  Siguiente   Último  
Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: LETICIA Enviado: 03/12/2012 03:42


 
©2024 - Gabitos - Todos los derechos reservados