Carlitos estaba sentado mirando la pequeña montaña de regalos que estaban cerca
de la chimenea. Su madre entró y le dijo: En que piensas Carlitos?
Carlitos dijo…estaba pensando en cual de estos será el mejor regalo.
Carlitos- respondió su madre- el valor de los regalos no se mide ni por el tamaño, ni
por el color, el precio o la simple envoltura, ni siquiera por la utilidad del mismo. El
valor de un regalo se mide por el corazón.
Por el corazón, mami? Los regalos no tienen corazón.
Carlitos, los regalos si tienen corazón.
No mamí…mira-tomando un regalo lo puso en el oido y dijo- Mira mami, no se escuchan latidos.
Oh Carlitos. Los regalos si tienen corazón. Es el corazón de quién lo da, que se
extiende hasta el regalo mismo. Cuando alguien te da un regalo, solo por compromiso
o con motivaciones erradas, ese regalo llega a ti sin corazón. pero, cuando alguién te
da un regalo con todo su corazón, ese palpitar viene al regalo y ese es el verdadero
valor del mismo.
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