No estás sola…
Aun cuando sientas que la vida se te escapa
en esa interminable sed de sufrir y llorar…
¡No estás sola!
Aun cuando sientas el torrente de lágrimas deslizarse en tus mejillas,
cuando desees cerrar los ojos y fingir que todo es un sueño,
¡levántate!
No dejes que nada ni nadie se interponga entre tu intimidad
y tu dignidad,
no dejes que nadie empañe tu felicidad,
tu sentir, tu sed de sentirte amada y valorada.
No te dejes vencer por las tormentas,
ni siquiera los más fuertes temporales deben derrumbarte:
¡Aclara tus ideas, realiza tus sueños y vence los temores!
No estás sola, no lo estás…
de tu lado tienes tu propia fuerza interior.
Tu propia realidad te envuelve de calidez…
En tu corazón está todo el amor que necesitas sentir para vivir feliz.
Todo fluye de ti, de tu interior… no estás sola, te tienes a ti misma.
Respira profundo, retoma el rumbo de tu vida…
No seas como la flácida mariposa
que se deja llevar por el viento sin rumbo o dirección.
Respira profundo, toma aire, y extiende tus alas…
que aun siendo frágiles como las de una mariposa,
puedes trazar con ellas tu propio rumbo.
Desata el nudo que hay en tu garganta,
llora cuanto necesites, hasta desahuciar el alma si fuera necesario…
llora hasta agotar las lágrimas,
para que al resurgir del dolor se restablezca la fortaleza
y con la frente muy en alto persigas la cordura.
De este modo podrás volver a tener paz,
te volverás luz y reafirmarás como mujer que eres:
una gran y hermosa mujer
que se sabe levantar cuando cae en picada.
Cuando el pesar te envuelve, solo recuerda…
¡No estás sola!
Te acompaña tu fuerza interior y tu amor propio…
Juntas podréis superar cualquier dura situación.
EDITH CERVERA
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