SABIDURIA DE VIDA
La vida, tal y como le ocurre a un árbol, se siembra, crece, tiene sus cosechas,
afronta borrascas y, por física ley natural, algún día muere.
Diríamos entonces que las raíces pueden ser las bases
que se abonan en su hogar; las ramas serían sus retoños;
los vendavales se verían como sus problemas;
mientras que el verano, el invierno, la primavera y el otoño
parecerían las estaciones que acompañarán su ciclo,
al menos hasta llegar a la muerte.
Hay que aprender a vivir la vida en cada una de esas etapas.
Ojo:
al igual que les pasa a los árboles de naranjas, de mandarinas, de limones o de toronjas,
hay que sacarles hasta el último zumo que nos regala.
Su jugo es el néctar del bello arte de vivir.
Los tragos se vuelven amargos, cuando deja que las frutas se pasen de maduras.
La vida es para disfrutarla,
sin que por ello se olvide de hacerlo de una manera sana y responsable,
viviendo en familia y, sobre todo, cultivando su espíritu.
¿Cómo se conecta con el alma y aprende a vivir?
Algunos creen en el poder de la oración;
otros se acostumbran a respirar de manera profunda
y se dejan sumergir en la relajación, y no falta el que se oxigena.
Todo es válido, siempre y cuando lo haga a conciencia.
Sea como sea, no se complique, sepa que Dios está junto a usted,
sea próspero, recomience cuando deba hacerlo y comparta con su gente.