Sólo entonces sabrás cuánto te quise: Cuando yo muera... -ha de llegarme el día antes que a ti- al cerrar mis ojos yertos, piensa que si aún hay vida entre los muertos, te seguiré queriendo todavía.
En mi ansiedad suprema de agonía, mis labios secos, torpes y entreabiertos, aun sin calor, se moverán inciertos por balbucear tu nombre, amado mío. |