Dios que estás en la tierra, que te siento en casa, en la cocina, en el baño, en la sala, en el salón y en la cama...
Dios que estás en la copa de un árbol, en la piel del obrero, en la niña que juega, en la madre que llora y que canta.
Dios que estás en la tierra, donde tienes tu amigo y tu enemigo. Donde los ricos comen y beben, donde los pobres no duermen ni comen.
Dios que estás en la tierra, en el jardín, en la plaza, en el campo, en el agua, en el vino, en la casa de mi amigo.
Dios que estás en todas las partes, estás en el tendero, en el triste, en el desesperado, en el que te ama, en el que no te conoce, en el poeta, ¡nunca en el embustero!...
Dios que estás en la tierra. En un banco sentado, en la mente del niño que dadivoso da de comer a los pájaros.
Dios que estás en el cielo, y en mi corazón ¡muy dentro! que te siento...
Dios que estás en la tierra. En el porro, en el beso, en la rosa, en la espina, en el pecho, en todos los que son "malos" y "buenos".
Dios que estás en cualquier parte. Dios que penetras en cualquier hueco. Tú que me quitas ¡la angustia cuando la tengo!... que estás en la tierra, que sé que te palpo y ¡te veo!...
Dios grande, generoso, tierno, Dios Padre de todos los hombres, Tú, que eres "Amor" sobre todo... ¿podré estar un día contigo en el cielo?...
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