La soledad de mi alma
Soledad... Eterna amiga de mi alma, que matas mi fe y mi esperanza, que haces reprimir los deseos mas intensos de un amor verdadero, Soledad... Has sido mi única compañía por tantos años por tantos días, y aun así me haces sufrir y no logro acostumbrarme todavía entre tus brazos vivir ... ¿Por qué soledad, porque yo? por qué te quedas a mi lado si yo no te elegí ... Sabes lo mucho que he extrañado; una sonrisa alegre que diga te amo... unos labios intensos que hablen al besarlos y la mirada tierna de unos ojos enamorados, y tú... te quedas aquí... fiel compañera enemiga de mis dichas y amiga de mis llantos, un millar de almas frente a mi alma, y tú, encadenada junto a mis noches, a cuatro paredes cansadas de fracasos, has hecho que solo vea el oscuro silencio de tus brazos... ¡ay! Soledad... ¡vete de mi lado! no quiero verte, no quiero palpar tu inmensidad, tu grandeza hace pequeñas mis fuerzas, y agranda el deseo al ocaso de mi vida avanzar, has penetrado mi existencia, mi alma y en ellas te disfrazas, asesina de mis sueños, madre del desconsuelo, de mis albas frías y manantiales de barro, trizas has hecho de mi sonrisa y de mis encantos... ¿qué mas esperas de mi? Tal vez deseas de mi vida sus pedazos, te cedo hoy todo, todo lo dejo en tus frías manos... A cambio de un beso... profundo beso de amor... en la última agonía y a Dios de mi corazón cansado.
M. Carolina Siggelkow L.
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