Para tanto dolor en mi pecho no hay cabida,
por tantas penas mi corazón se ha agotado;
tal vez es mejor terminar con mi vida,
tal vez es mejor enterrar mi cuerpo desgastado.
Quisiera terminar con el tormento que me invade,
al fin ser libre, sin tener alguna medida;
quiero ser todo y que todo acabe,
quiero ser nada y acabar con mi vida.
Quiero convertirme en humo y el humo ser yo misma,
quiero que el mar me lleve en una corriente eterna y sin final;
quiero ser el vacío y caer al fondo del abismo,
quiero olvidarme de todo y de tanto mal.
Quiero nadar en el océano de la muerte y la desolación,
quiero caminar por la senda del dolor y la desventura;
quiero razonar tanto hasta perder la razón,
quiero llegar hasta donde la pena perdura.
Quiero morir en silencio con la soledad como único testigo,
lograr el descanso que siempre he deseado;
morir con el rencor que siempre he tenido,
morir con el dolor contra el que siempre he luchado.
Quiero olvidarme del amor, que solo penas me ha causado,
olvidarme de la felicidad... ¿realmente existe?
olvidarme que fui buena, que estuve enamorada,
olvidar que el corazón cualquier golpe resiste.
Mi camino de espinas a mi cuerpo ha flagelado,
por cada pinchazo se escapa la esperanza;
la vida misma con mi paciencia ha terminado,
de mi corazón ya no surge ni oración, ni alabanza.
Quiero olvidar que fui reina y mendiga,
olvidar las satisfacciones que la vida me ha dado;
quiero olvidar que fui sincera, que fui amiga,
quiero olvidar que un día perdoné y fui perdonada.
Quiero morir y descansar eternamente,
dejar de ser todo para convertirme en nada;
marcharme a mi sepulcro tranquilamente,
terminar de una vez con esta vida desdichada.
Quiero descansar en mi lecho esperando mi muerte,
mientras pensaré en lo que la vida me dio;
sabré reconocer que ya no soy tan fuerte,
y no lloraré por lo que la vida me quitó.
Quiero lograr la paz que tanto anhelo,
lograr la dicha y tranquilidad que la muerte ofrece;
estar tranquila, serena, bajo el suelo,
sentir como mi corazón poco a poco perece.
Navegaré entre montañas de pena y perdición,
obligaré a mis siete sentidos a morir poco a poco;
colocaré una barrera de hierro a mi corazón,
pensaré en nada hasta volverme loca.
Me volveré invisible ante la gente,
me convertiré en una mas del montón;
cuando me vean creerán que soy una demente,
creerán que por amor he perdido la razón.
Me refugiaré en mi coraza de acero,
acabaré mi dolor con el dolor mismo;
apuñalaré a mi corazón porque así lo quiero,
derrumbaré mi temperamento con un gran sismo.
de Juan Márquez