Cuando el hombre
penetra a la mujer,
es como cuando la ola muerde la playa,
una y otra vez
la mujer abre su boca con placer
y sus dientes brillan
como el alfabeto,
Logos aparece ordeñando una estrella,
y el hombre
dentro de la mujer
amarra el nudo
que nunca
los separará
y la mujer
se encarama sobre la flor
y se traga su tallo
y Logos reaparece
y desata sus ríos.
Este hombre,
esta mujer,
con su hambre doble,
han intentado atravesar
la cortina de Dios
y por un momento lo han logrado,
pero Dios, a través
de Su perversidad,
desata el nudo.