MIÉRCOLES SANTO:
Poner nuestro corazón en los sentimientos de Jesús, para que estemos con Él y no le traicionemos.
Isaías
Habla de Jesús y de en medio de sus sufrimientos piensa en los demás:
“Que yo sepa reconfortar al fatigado con una palabra de aliento”.
Busca siempre hacer lo que el Padre quiere:
“El Señor abrió mi oído y yo no me resistí ni me volví atrás.
Ofrecí mi espalda a los que me golpeaban y mis mejillas, a los que me arrancaban la barba;
No retiré mi rostro cuando me ultrajaban y escupían.
Pero el Señor viene en mi ayuda:
por eso, no quedé confundido;
por eso, endurecí mi rostro como el pedernal, y sé muy bien que no seré defraudado”.
La misión que le encomienda Dios es dramática,
y está lleno el hijo de confianza en la ayuda de Dios.
Estos días veremos que la «humillación» va unida a la «exaltación».
Jesús sabía que su muerte sería una victoria, y por eso dirá san Pablo que:
«Al nombre de Jesús toda rodilla se doble,
en el Cielo, en la tierra, en el abismo;
porque el Señor se rebajó hasta someterse incluso a la muerte,
y una muerte de Cruz;
por eso Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre»
FELIZ DIA
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