EN EL CAFÉ
Y aquel amigo me contó tu historia: negra historia de horribles liviandades, que hoy viven azotando mi memoria, como azotan al mar las tempestades.
Me habló de tus sonrisas y miradas, de tus abrazos mudos y tus besos, y de todas las vivas llamaradas de tu amor... y también de tus excesos.
Pobre amigo Inocente, no sabía que cuando estaba de tu amor hablando, las puertas del infierno me entreabría; me estaba el corazón despedazando!
-¿No la conoces tú? -me dijo al cabo-. -¡Tan hermosa! ¡Tan dulce! ¡Tan ardiente!- Y yo que he sido de tu amor esclavo, -No- respondí con voz desfalleciente,
en tanto que llegaban, como tropa de aves enfermas, los recuerdos gratos de tus caricias en la noche aquella, -¡Por ella...! -dijo- y levantó su copa- -¡Salud... por ella...! ¡Por ella...!".
Yo alcé mi copa y murmuré: "¡Por ella...!" . Mas, como viese en esta vez, mi amigo bizarro, humedecerse mis pestañas,
fijo en mi faz
-¿Lloras? -.
,dijo- y yo exclamé:
No ves que me molesta El humo que despide tu cigarro
JULIO FLOREZ
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