ADULTERA
Esta pagina triste, de sangre llena,
La halle ante el lecho de un mísero suicida.
De un amigo infiel a quien la suerte
Arrojo en el regazo de la muerte
En la hermosa mañana de su vida…
Ven, acércate mas, no temas nada,
Alza altiva la frente y la mirada
Y cuéntame en secreto tus amores,
Quiero escuchar de tus perjuros labios
La triste relación de tus agravios,
Y de mi deshonor y de mi nombre
No temas ya, si tu delito,
No ha de arrancar a mi garganta un grito
Ni una sola palabra de reproche,
Pues te miro tranquilo, indiferente,
Y no brilla ya el rayo de mi mente
Ni salta herido el corazón del pecho.
No me oirás una queja ni un reproche;
Es ley ineludible que la noche
Camine siempre tras la luz del día…
Paso ya la tempestad por mi alma,
Tras de la tempestad vino la calma
Y tras la calma la atonía.
La sangre en mi cerebro ya no azota,
La fiebre de mi fe ya salto rota
Del dolor en el hondo paroxismo;
Ya no siento placer ni pesadumbre
Ya aquel altar que levante en la cumbre
Cayó roto en pedazos al abismo.
Ven, mujer a quien tanto adore un día…
Símbolo ardiente de mi loca fantasía.
Esperanza risueña de mi mente,
dictadura de amor de mi existencia,
Olvida tu delito y tu demencia
Y mírame un instante, frente a frente.
¿Dime:
Que has hecho de mi honor y de mi nombre?
¿Qué del amante corazón del hombre
Que en ti depositara su cariño y su fe?
¿Qué has hecho de las hondas ternuras de mi pecho?
Y del cielo de luz de mi esperanza
¿Y de mis hijos? Tuyos, no míos.
Hijos de tus infames desvaríos
Abortos de tu loco desenfreno.
Quien sabe cuántas veces en mis brazos
habré estrechado mi honor hecho pedazos
Al besar como propio al hijo ajeno.
Tu proceder no insulto
Lleva el germen del mal siempre sepulto
Bajo del pecho el corazón humano;
La culpa es mía… que en mi loco anhelo
Soñé la dulce placidez de un cielo
En los senos impuros de un pantano.
Soñé en la noche el esplendor del día
Y la noche fingió en mi fantasía
Un piélago de luz y de colores…
Hoy, roto el espejismo, no me asombra
Ver trocarse en piélago de sombras
El piélago de luz de mis amores.
Mis amores, sublimes embelesos:
Ráfagas puras de divinos besos,
Onda dulce, clara, serena,
Radiantes tornasoles de la vida,
Esperanza fugaz, nave perdida
En los hondos abismos de la pena.
Pronto… muy pronto, dejare de verte…
Pronto…, m muy pronto sellara la muerte
Esta página triste de mi historia,
Y dejare, al cumplirse mi destino,
Un reguero de sangre en tu camino
Y un reguero de sangre en tu memoria.
Adiós… mujer, para siempre… adiós…
Adiós… vana ilusión de mi esperanza…
Quien creyera, mujer que aplacaría,
No con tu sangre, con la sangre mía
Mi sed abrazadora de venganza.
Que débil es el corazón humano.
En odiarte al morir, loco me afano
Y se revela el corazón herido.
Corazón miserable hecho de cieno
Que te besa, al morir, de amores lleno
Con el rumor de su postrer latido…
RAFAEL POMBO
Poeta Colombiano