El conocimiento es una cualidad que muy pocos poseen, pues incluso existen leyendas de seres cuyo poder sobre pasa el entendimiento humano, poder que incluso los dioses temieron al ser incapaces de controlar… Es así como todo se remonta a un tiempo tan antiguo como la mismísima Era del Mito, tiempo en el que existió la Deidad que a causa de su inmenso cosmos se autoproclamó como el Dios Sol, el Febo Abel.
- Je, en verdad existe un lugar como este dentro del Santuario
Exclama en el momento que logra apreciar con total detalle la entrada a un Santuario paralelo al de Atenea. – El Sol, un Dios caído y llevado al olvido, Zeus realmente es cruel. – Dice con ironía en esa voz tétrica, misma que no esconde la oscuridad de su alma. – Sin duda esa es la justicia del más fuerte, lo correcto fue borrarlo de la historia y nadie es capaz de contradecir o cuestionar la determinación del Rey de los Dioses. – Continúa hablando mientras se va internando en los dominios que dan a conocer el inmenso poder que poseyó el Febo, quien incluso construyo un lugar tan extenso como extraño, pues todos los caminos que se abren delante de él conducen a un único punto, el centro. – Vaya soberbia, en realidad asumió el rol del Sol, todos estos templo sin duda deben rodear al principal. – Determina en el instante que sus ojos se encuentran con una estructura que apenas y sobrepasa su estatura, una especie de lápida cuya escritura parece ser de una legua tan antigua que posiblemente ya no existe más – Jhum – susurra cuando voltea a su alrededor analizando toda la situación y percatándose que sólo dicha piedra se encuentra en el centro, justo donde los punto cardinales se conectan como sí está fuera el centro de un algo que aún desconoce.
Inerte, inclina levemente el rostro como si en sus pensamientos o el sonido del viento pudiera encontrar una explicación a la par que esa manta blanca ondea con soltura de manera pausada y armónica escondiendo los fulgores áureos del metal donde se estrellan los rayos agonizantes del Sol. Entonces, llevando la mano diestra justo en la barbilla sin dejar de meditar es como inicia de nuevo el andar sólo que se reduce a un perímetro considerable de dicha edificación - ¡No puede ser! – Exclama deteniéndose en seco cuando uno de los pocos rayos solares aun vivientes se concentran en una de las letras que al hacer sombra completa no solo la parte faltante, sino que delata una frase desordenada que casi al momento se desvanece como si no quisiera ser encontrada o entendida. Máscara Mortal comenzó a conjeturar y entonces pudo comprender los símbolos que relatan una historia prohibida, sobre los artículos mitológicos que le han encomendado. Sin embargo, esas mismas palabras guardan otro secreto, uno en el que se habla sobre el cosmos del Febo que influye directamente sobre ellas. – Así que de eso se trata, realmente no es tan sencillo conquistar el poder, Gran Patriarca. – Menciona mientras dibuja una sonrisa torcida, una en la que pareciera disfrutar del reto que representa el controlar un poder que aunque olvidado se mantiene latente. – Tomaré las tres joyas de este Santuario muerto, pero… El resto lo tendrás que descubrir, después de todo eres quien se anticipa a los Dioses. – Adjunta al monologo que disfruta de la burla e ironía, misma que se combina con cierto tinte maquiavélico, como si esperase observar un espectáculo capaz de recrear varios desenlaces, positivos y perjudiciales para la humanidad, aunque esta siempre seguirá la justicia que se imponga. – Pero ¿Podrás anticiparte a los Dioses? – Cuestiona de manera retórica mientras se dispone a avanzar, pasando por un costado de la roca que le ha ayudado a trazar el camino hacia el Templo del Sol, lugar en el que reposan las tres armaduras que busca el Patriarca. Sin embargo, justo en ese momento.
- Eres un mortal astuto y maligno, puedo verlo en tu alma.
Dice una voz desde un punto incierto en el momento en que se forma una figura astral, la cual pareciera ser la fisonomía de un humano que permanece delante de la roca, misma que habla de un protector.
- ¿Mmm? Pero quién demonios te crees.-
Responde sin mirarlo, pues permanece de espalda mientras la sonrisa se pronuncia mucho más, como si aquello representara un plus a su misión. – Aunque no es del todo inesperado, nada puede ser tan fácil. – Adjunta conforme va dando media vuelta para ponerse de frente al recién aparecido, el cual genera una mueca de sorpresa en el Santo Dorado.
- Un humano a final de cuenta, siempre tan superficiales, creyéndose superiores a los Dioses… Pero no se dan cuenta que son simples hormigas, que no son más que diminutas existencias…
Responde aunque sin indicar su nombre o procedencia, pero lo que si hace es mostrar un cosmos enorme, puro y cálido, como si los rayos del Sol formaran parte de él.
- El Febo, Abel-Sama me ha encomendado el cuidado de su Santuario hasta que regrese… Su cosmos, su voluntad retornará a este mundo corrupto para terminar con todos y cada uno de ustedes, creando una nueva Utopía en la que su nombre sea tan imponente como los rayos del Sol.
Aquellas palabras generan un nuevo gesto en el caballero dorado, quien permanece serio y en silencio hasta el momento en que inclina un poco el rostro, creando sobre él una sombra que aumenta la tensión en la escena que se torna cada vez más violenta y oscura.
- Una patética alma no tiene ningún derecho de pronunciarse de esa manera delante de mí, menos en nombre de un Dios caído en la desgracia, un Dios que ni siquiera existe en la historia… Es tan ridículo y patético que pretendas intimidarme, a mí, un caballero dorado… A Máscara de la Muerte del Signo de Cáncer.
Declara en el instante en que apunta con el dedo derecho hacia la imagen astral mientras el cuerpo se rodea por un cosmos dorado, el cual a pesar de emitir luz transmite una sensación de desesperación y miseria, pues este pareciera conectar con el otro mundo, así como con almas en pena que se lamentan conforme se escucha la risa descompuesta y frenética del santo de Cáncer.
- Seré misericordioso contigo, eliminaré las cadenas que te atan en este mundo y haré que vagues como un recuerdo bajo el yugo de mi poder, serán una de las almas que canten mi nombre en la batalla, serán un trofeo para mí.
Sentencia lleno de soberbia y confianza, dejando notar como de la punta de su dedo se desprende un hilo blanco traslucido, compuesto de energía que se divide, multiplicándose conforme aumenta la extensión.
- Estas son las puertas al infierno, piérdete en el Sekishiki Meikai Ha.
Dice en el instante en que los hilos rodean la figura hasta fijarse en ella, atándola por completo mientras la fuente del cosmos abre el portal hacia el mundo de los muertos, más precisamente a la Colina de Yomotsu…
- Mortal arrogante, tú no pue…
Respuesta incompleta, pues esta es interrumpida por la técnica que comienza a separarlo de la piedra, misma que se va desmoronando mientras su alma rompe la conexión que lo mantenía en el mundo humano desde la era del Mito.
- Esta es una afrenta a un Dios, tú, no debes profanar el Templo de Abel-Sama, no serán capaces de enfrentar las consecuencias de su estupidez… Este mundo está condenado, nadie podrá evitar el regreso de mi Señor y, cuando eso suceda no tendrán un futuro…
Palabras que se pierden conforme es arrastrado hacia aquel mundo, en donde solo se siente la muerte, pues reina la pestilencia de la descomposición mientras caminan hacia el abismo, un viaje sin retorno…
- No me interesan tus advertencias, ya que nosotros, los caballeros dorados somos la justicia en este mundo…
Menciona justo en el momento en que termina de realizar las ondas del infierno, mismas que le han brindado un trofeo más, un rostro especial y único en la casa de Cáncer. – Agradezco tu conocimiento y advertencias, pero tomaré las armaduras que descansan aquí en nombre del Santuario. – Anexa, pues no hay nada que evite que tome del Templo del Sol las tres armaduras que ahora son posesión del Santuario de Arles, del Patriarca que rige el mundo en nombre de Athena…
Máscara Mortal »» Lamento la demora.
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