**El viaje ha sido largo y el paisaje en rodorio no ha cambiado desde la primera vez que se encontró en camino al santuario, sin embargo algo en el aire no se siente bien, un descuidado cosmos ronda sus espaldas y se ha dejado sentir en repetidas ocasiones desde el regreso de aquella biblioteca congelada, sin duda de manera de advertencia. – Mejor sal de una vez, rebela tus intenciones, no tengo interés en tus juegos infantiles.**
**Es así como de entre las sombras de los edificios desciende la figura esbelta de un hombre quien con gracias y agilidad se pone de pie esbozando una seca sonrisa en su rostro. – Hyoga, tu maestro y tú deben morir por órdenes del patriarca, mejor que te prepares. Menta mientras que su posición pasa a ser defensiva y un aura rojiza con vestigios morados, con una creciente luminiscencia en su ser y la temperatura que sopla en el viento**
**Las del contrario inicia en Hyoga un sentimiento de duda e incertidumbre, sin embargo el acto violento por parte del pelirrojo provocan que la energía cósmica del ruso comience a crecer, hasta convertirse en un manto, de colores blancos y transparentes como el mismo hielo, como por voluntad del aspirante el viento a su alrededor sopla combatiendo el calor que emana de su oponente. –Mi lealtad es hacia Atena, no sé qué es lo que pasa contigo, pero por traición a la nuestra Diosa, me encargare de detenerte ahora mismo- afirma mientras que sus brazos se elevan para proteger su cuerpo en una posición defensiva**
**Sin expresar mayor palabra aquel hombre que controla el fuego se abalanza en sus pierna delantera al mismo tiempo que parece ser envuelto por un manto de llamas cuando sale disparado de manera horizontal con el puño en forma de un perfecto puño, -Te mostrare que tu maestro es el traidor, ¡muere Hyoga! Exclama mientras que dejando solo destellos ígneos tras de el amenaza con arremeter contra el ruso**
**Sin dar mayor tiempo de respuesta el joven guerrero no se inmuta por la ofensiva contraria quien solo baja la mirada para después cerrar sus parpados. – Es inútil, tu destino esta ya cerrado, permanece aquí y que el tiempo atestigüe tu error- afirma mientras que al mismo tiempo el viento frio que soplaba a su alrededor parece tomar fuerza y crecer cubriendo el suelo de una blanca escarcha que poco a poco se amontona para formar una fuerte capa de hielo que avanza en dirección a su enemigo, con la intención de congelar a aquel hombre que ahora le marca como un traidor**
**Siendo tomado por sorpresa el pelirojo se ve envuelto rápidamente por una capa de hielo, que deja solo al descubierto su cuello y permite a este expresar una últimas palabras antes de sucumbir ante la presión que se ejerce por los cristales de hielo en el ataúd que se forma – Lo siento, señor Arles yo…- son las palabras finales que expresa para después dar paso a un perfecto ataúd de hielo que sigue tomando forma de una espléndida manera elevando el cuerpo del caído aspirante hasta dejarlo en el centro de un perfecto cubo alargado, dejando un vestigio de quien alguna vez fuese un guerrero honorable**
**Tras el éxito de su ataque el aspirante a santo cierra sus puños fuertemente, dejando ver una coloración rojiza en ellos, en seña de una frustración y dudas que le inundan - ¿Qué está pasando en el santuario? – se cuestiona mientras dirige una mirada al camino que debe llevarlo hasta el lugar donde su maestro lo espera. – Camus… ¿Qué llevo a este hombre a marcarnos de traidores?-**