Sal 103:1-8
1Bendice, alma mía, a Jehová, Y bendiga todo mi ser su santo nombre.
2Bendice, alma mía, a Jehová, Y no olvides ninguno de sus beneficios.
Aquí el verbo “bendecir” tiene el sentido de alabar. La alabanza
y la adoración a Jehová
es una idea recurrente en los salmos.
Los salmistas- especialmente David- exhortan constantemente
a los hombres,
a los animales, a la creación en general a adorar a Dios
por Su persona y Su obra.
DEBEMOS VIVIR EN ADORACIÓN Y ALABANZA A DIOS .
Debido a la tan estrecha comunión con Dios, el profeta David ve
y entiende losinnumerables beneficios que tenemos para alabar
a nuestro Dios. En el salmo 103,
David comparte con nosotros algunos de aquellos beneficios.
I “EL ES QUIEN PERDONA TODAS TUS INIQUIDADES” v3a La caída de Adán en el pecado condujo a la especie humana a la
experiencia universal del pecado, la enfermedad y la muerte.
Por el contrario,
el salmista enumera las bendiciones de Dios para su pueblo:
perdón de sus pecados, sanidad para sus enfermedades
y los dones de redención y vida eterna. El perdón es el primer
y más importante
don que puede recibirse de Dios. Mediante él los creyentes
somos restaurados a la gracia de Dios y redimidos de la destrucción (v4).
Él no perdona algunas de nuestras iniquidades, tampoco muchas de ellas,
sino TODAS ellas. Aun las peores. Aun las de después de nuestra conversión.
Sabemos lo que se siente haberle fallado a Dios y por sobretodo cuando
nos postramos delante del Señor en actitud verdadera , humilde,
arrepentida etc. Cuando el E.S. nos guía al arrepentimiento habiéndonos
convencido de pecado previamente, sentimos un dolor grande-
quemante en nuestro pecho, como el hijo pródigo decimos
“Padre, perdóname. He pecado contra el cielo y contra Ti.
Ya no soy digno de ser llamado tu hijo” (Lc 15:18-19).
Cuando sentimos el Padre nos perdona, pone anillo en nuestro dedo,
nos viste,nos calzado es en ese momento lo que siente nuestro corazón
un pedacito de cielo. Es tan glorioso sentir el perdón de Dios. El perdón es la fuente
de todas las demás bendiciones.
II “EL QUE SANA TODAS TUS DOLENCIAS;” v3b Juntamente al entrar el pecado a la humanidad entró la corrupción,
las enfermedades, la muerte. Tantas cosas que no nos gusta.
Mientras estemos en este mundo existe la posibilidad de que
nos enfermemos.
Si alguno está enfermo, no piense que Dios lo ha abandonado,
usted está en la tierra y aquí hay pecado, el pecado conlleva
enfermedad y muerte.
La sanidad de las enfermedades que se producen por causa del pecado
y de Satanás es también parte de la salvación que Dios hace
asequible a su pueblo. No sólo lo físico sino también lo emocional. Ilust: Término de noviazgo. Gran dolor, mi pecho quemaba,
porque mi amado no estaba conmigo. Su palabra dijo que me iba a restaurar
y que estaría conmigo,
porque Él se compadece de nosotros. No desvalorice el dolor de su hermano (aun el de los adolescentes)
¿por qué habría de importar sólo el de los adultos? No sólo el cuerpo sino también el corazón. El cuerpo sufre las tristes
consecuencias del pecado de Adán, y está sometido a muchas enfermedades;
pero el alma está sometida a otras tantas. ¿Qué es el orgullo sino locura;
qué es la ira sino una fiebre; qué es la avaricia sino una hidropesía;
qué es la lujuria sino la lepra; qué es la pereza sino una parálisis?
Cuando estemos en la presencia del Señor, no sabremos de enfermedades,
de muerte, de defecto, porque allá no hay pecado.
III “EL QUE RESCATA DEL HOYO TU VIDA,” v4a Muchas veces se ha sentido en un hoyo, oscuro, profundo porque
no hay salida.
Es una descripción bien cercana a la depresión. No deberíamos deprimirnos,
pero igual lo hacemos, no podemos cerrar los ojos a esa realidad.
Es verdad que eso pasa cuando Cristo no ha ocupado el centro de
nuestro corazón,
o cuando hay algún vacío en él. Nos sentimos profundamente hundidos,
como cuando estamos con el barro hasta el cuello, la economía,
las relaciones;cuando no sentimos que nada hay sino solo oscuridad,
de ahí el Señor nos rescata:
“Envió desde lo alto; me tomó, Me sacó de las muchas aguas.
17Me libró de mi poderoso enemigo, Y de los que me aborrecían;
Pues eran más fuertes que yo.18Me asaltaron en el día de mi quebranto,
Mas Jehová fue mi apoyo.19Me sacó a lugar espacioso;
Me libró, porque se agradó de mí.” Sal 18:16-19
IV “EL QUE TE CORONA DE FAVORES Y MISERICORDIAS;”
Nuestros pecados nos privan de todos nuestros honores.
Había decreto de muerte para todos y cada uno de nosotros,
pero Cristo anuló la sentencia en nuestra contra.
La alabanza de David se centró en los actos gloriosos de Dios.
Es fácil quejarse de la vida. Hay muchas cosas por las cuales
debemos alabar a Dios.
Recibimos todas estas cosas sin merecer ninguna de ellas.
V “EL QUE SACIA DE BIEN TU BOCA DE MODO
QUE REJUVENEZCAS COMO EL ÁGUILA” v5
Tenemos tanto que cubrir en nuestras vidas, y Dios es quien suple,
sacia nuestra necesidad “de modo que te rejuvenezcas como el águila”.
El águila representa la eterna juventud por la agilidad de su vuelo
y por la constante renovación de sus plumas. Los beneficios que
el Señor nos otorga, nos rejuvenece, porque el gozo
que conllevan nos renuevan día a día.
VI “EL QUE HACE JUSTICIA Y DERECHO
A TODOS LOS QUE PADECEN VIOLENCIA” v6
El señor hace justicia a todos los que sufren injustamente y también
a los que padecen justamente. Ilust: En ausencia del esposo la esposa
debía demostrar el dolor por la partida de su amado, con las redomas juntaban
las lágrimas, mayor cantidad de lágrimas, mejor esposa, porque era sufrida.
El Señor toma su redoma y cuenta nuestras lágrimas.
Él no desestima nuestro dolor, aunque lo merezcamos.
Cuando se acerque al límite
Él intervendrá y detendrá el padecimiento. Cuando sus fuerzas ya no den,
Él la sacará a lugar espacioso. Pero sométase.
No aumente el periodo de tratamiento: inconstancia, rebeldía,
desobediencia, impaciencia.
Espere tranquila, cuando llegue al límite Dios dirá “suficiente.
” NUNCA ANTES, NUNCA DESPUÉS.
Autor: De la red
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