ERA POR MÍ.

Un conferencista que trataba el tema de la tensión levantó un vaso con agua y preguntó

a su auditorio:

- ¿Cuánto creen ustedes que pesa este vaso con agua?

Las respuestas no se hicieron esperar variando entre 200 y 500 gramos.

Entonces el conferencista comentó

- La verdad es que el peso no importa en absoluto

En realidad, el peso depende de cuánto TIEMPO voy a sostenerlo.

Si lo sostengo por un minuto, no pasa nada.

Si lo sostengo durante una hora, tendré un dolor en mi brazo.

Si lo sostengo durante un día completo, tendrán que llamar al médico.

Pero es exactamente el MISMO peso, pero entre más tiempo

paso sosteniéndolo, más pesado se va volviendo.

Si cargamos nuestros PESARES, RENCORES u ODIOS todo el tiempo, luego, más temprano

o más tarde, ya no seremos

capaces de continuar, la carga se irá volviendo cada vez MAS PESADA y entonces viene

la desesperación y la falta de deseos de vivir.

No en vano el Señor nos dice en su palabra que debemos perdonar. Pero la mayoría no entiende

que este mandato (no sugerencia) de Dios es principalmente por MI bien.

Dios quiere que yo, a quien alguien dañó profundamente, no quede envuelta en una telaraña de

pasiones malignas que a la larga o a la corta me van a destruir.

Por supuesto, que el interés de Dios es que todos los involucrados en el problema nos

acerquemos a Él.

Pero el que demande que perdonemos está pensado en que nosotros (los afrentados) no sigamos

siendo dañados por el enemigo.

Es un error el pensar que el mandato de PERDONAR está pensado en el ofensor.

Y este error diabólico es la razón por la

que muchas personas no perdonan, argumentando: “¿Por qué voy a perdonarlo (la)

si no se lo merece? Ni siquiera se ha arrepentido”.

Hermana, hermano, usted que ha sido dañado, ofendido, traicionado, usted es la razón por

la que debe perdonar.

El primer paso a su destrucción lo dio Satanás cuando manipuló a determinada persona para

dañarle a usted,

pero el gran triunfo para el diablo está en que usted se sumerja en un océano de emociones y

sentimientos malos que la vayan carcomiendo como una gangrena, hasta devorarle por completo.

Si usted perdona y el ofensor no se ha arrepentido, éste/a deberá enfrentar la ira de Dios.

Y, por el contrario, si usted NO perdona, y él sí se arrepiente. Usted se llenará de odio,

lo cual es pecado, y el ofensor será igual perdonado por Dios.

Porque Dios jamás rechaza al corazón que se humilla ante Él.

¿Se da cuenta que su perdón, en realidad tiene poco que ver con lo que pase al ofensor?

Basta ya de cargar pudrición en su mente y en su corazón.

Como quisiera tener el poder para convencerle

que si usted perdona estará quitándose una tremenda carga de encima.

La Palabra de Dios tiene el poder para transformar su hermoso corazón y sanarlo de toda herida

Jesús dijo "Vengan a mi los que están cansados, fatigados, agobiados y YO los haré descansar.

" Mateo 11:28

Ponga todo su dolor, rabia, impotencia a los pies de Jesús. Él no ha estado ajeno a

la injusticia que vivió. Dios es un Dios justo.

Él pagará o conforme a las obras de cada uno.

Decídase a ser libre, por amor a Dios (quien le ha perdonado a usted), por amor a usted mismo

(que fue creado para amar)

y por amor a los amados de su corazón (que viven las consecuencias de todo sus actos).

Perdona nuestros ofensas, así como nosotros hemos perdonado a quienes nos ofenden.”

Autor de la Red