He escuchado tu oración
tus lamentos y tus lágrimas
aunque no hayas escuchado
ni sentido mi respuesta.
Quiero que sepas que Yo, tu Dios, estoy contigo.
Estoy contigo para ayudarte.
Estoy contigo para consolarte.
Estoy contigo para enseñarte.
No pienses que no ha subido a mí tu clamor.
Sabes que todo lo escucho
hasta lo más profundo de tu corazón.
Solo quiero que sepas
que aún en mi silencio
una respuesta te doy.
Ahora extiendo mis manos
para alcanzar tu rostro,
para secar tu llanto,
quitarte el quebranto,
restaurar tu corazón,
y guiarte en tus pasos.
Aunque suba ante mi trono
dejo mi Espíritu en ti,
para que puedas sentir,
que solo nunca estarás,
ya que ÉL te ayudará,
también te consolará,
para que puedas saber
que siempre contigo estoy.