Una vez que usted haya aceptado la Palabra de
Dios como la máxima autoridad de su vida, lo
primero que tendrá que hacer para tener victoria
sobre el enemigo es ir a la Palabra y echar mano
de las promesas de Dios en lo que respecta a su
situación.
Note que dije "ir a la Palabra". Es muy bueno
tener la Palabra guardada en la memoria, pero no
deje que eso reemplace el tener la Palabra
delante de sus ojos diariamente.
Mírelo de la manera siguiente. Nunca le ha hecho
bien a una persona hambrienta pensar en el sabor
de las papas, aunque lo recuerde perfectamente.
Lo mismo podemos decir de la Palabra de Dios. Es
importante guardarla en la memoria, pero también
es necesario abrirla y leerla directamente para
alimentar el espíritu.
Hay un gran poder cuando usted tiene la Palabra
enfrente de sus ojos y cuando entra en sus
oídos, porque así es como llega a su corazón
para que pueda vivir por ella.
Por lo tanto, no solo piense en la Palabra en
este día, sino léala. Busque las promesas que
tienen que ver con su situación y aliméntese de
ellas para que su vida sea fortalecida.