CUANDO
EL
SUFRIMIENTO
TIENE
SENTIDO
Jesús
enfrentado
a
una
situación
extrema.
Él
sabía
que
esto
significaba
el
comienzo
del
fin.
Sabía
que
debía
morir
para
que
el
plan
de
salvación
para
la
humanidad
se
concretara.
Hermanos,
tengan
la
certeza
de
que
nuestro
Señor
vivió
momentos
en
que
deseó
no
enfrentarse
a la
prueba
más
dura:
la
separación
espiritual
con
su
Padre
Celestial
a
causa
del
pecado.
Pero
se
sometió
al
Espíritu
Santo
a
tal
grado
que
entendía
y
obedecía
la
voluntad
del
Padre.
Nuestro
Señor
tenía
la
seguridad
de
que
si
en
algún
momento
quería
renunciar
a
todo
Su
Padre
inmediatamente
lo
liberaría
de
todo,
pues
el
sacrificio
de
Cristo
fue,
en
todo
tiempo,
un
acto
voluntario.
Pero
también
sabía
que
el
pedir
al
Padre
que
lo
salvara
sólo
hubiera
frustrado
el
programa
divino.
Las
Escrituras
que
predecían
la
entrega
de
Jesús,
sus
padecimientos,
su
crucifixión
y
resurrección,
habían
de
cumplirse.
Y
Jesús
lo
entendía
aun
en
su
humanidad,
y
además
lo
procuraba,
pues
el
Nombre
del
Padre
estaba
involucrado.
El
Señor
fue
dañado
injustamente,
pero
siempre
supo
que
esa
maldad
humana
estaba
sólo
logrando
cumplir
el
plan
designado
por
Dios.
El
Señor
sabía
que
sus
padecimientos
eran
por
la
maldad
humana.
También
sabía
que
Satanás
estaba
haciendo
todo
para
destruirlo.
Finalmente,
entendía
que
sus
sufrimientos
eran
porque
era
la
única
vía
de
reconciliar
al
mundo
con
el
Padre.
Jesús
se
ofreció
voluntariamente
a
darlo
todo
para
que
fuésemos
salvos.
Las
Tres
Personas
de
la
Divinidad,
unánimes
como
siempre,
decidieron
rebajarse
por
amor
a
esta
humanidad
descarriada.
Cuando
decidimos
aceptar
a
Jesús
como
Señor
y
Salvador,
hicimos
un
acuerdo
con
Él:
seguir
sus
pasos.
Y
tal
como
a Él
le
sucedió,
nosotros
sus
fieles
muchas
veces
padeceremos
por
causa
de
los
demás,
o
porque
Satanás
se
haya
levantado
en
nuestra
contra
o
porque
claramente
Dios
lo
considere
como
único
medio
para
desarrollarnos
en
un
área.
El
peor
problema
en
las
tribulaciones
es
que
el
que
las
vive
cae
en
angustia,
se
desespera,
se
enceguece,
y
eso
nubla
su
razón
y
sus
decisiones.
Como
cristianos,
debemos
recordar
siempre
que
somos
barro
en
manos
del
Alfarero,
y Él
tiene
el
soberano
derecho
de
hacer
con
nosotros
bien
le
parezca;
y
mientras
nuestros
sufrimientos
no
sean
provocados
por
asuntos
ajenos
a Su
Voluntad,
entonces
está
bien.
Yo
no
sé
qué
gran
dolor
está
tocando
su
vida,
sólo
sé
que
como
Jesús,
debe
tener
la
certeza
de
que
Dios
puede
enviarle
legiones
de
ángeles
para
sacarle
inmediatamente
del
hoyo
en
el
que
se
encuentra,
pero
antes
deben
cumplirse
las
Escrituras
en
usted.
Colabore
con
Dios:
hay
un
propósito
espiritual
detrás
de
lo
que
está
viviendo.
Llegue
al
final
conduciéndose
cristianamente
para
que
el
Nombre
de
Dios
sea
engrandecido
y
usted
sea
honrado
por
Él.
Paciencia,
Dios
está
salvando
a
otros
por
medio
de
usted.
A/D
Fondo
ALMA
IRENE