¡Cuál es el problema de Laodicea?
Yo conozco tus obras, que no eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente! Apocalipsis 3: 15
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Laodicea tiene un problema. Algunos piensan que es la mundanalidad y el pecado que se han introducido en la iglesia. Sin embargo, el mensaje del Testigo fiel no reprende a Laodícea por falta de frutos. Laodicea produce muchos frutos. ¿Cuál es entonces el problema? E1 problema no es falta de obras buenas, sino que hay algo malo en ellas.
A Jesús se lo presenta a la puerta de la Iglesia, no dentro de ella. Allí está, pero no puede hacer nada. Quiere trabajar en el corazón de sus hijos, pero ellos no se lo permiten. Él llama a la puerta, quiere entrar, quiere producir frutos en la vida de sus hijos, pero no puede hacerlo. ¿Por qué? Porque ellos piensan que ya los han producido todos.
Hace tiempo visité a un buen amigo. No era miembro de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. No había aceptado a Jesús como su Salvador personal, pero descubrí que observaba el sábado. Era dueño de una fábrica de ropa, y tenía varios empleados. Era adicto al trabajo. Exigía a sus empleados trabajar de seis de la mañana a seis de la Carde; sin embargo, el sábado cerraba el taller y dejaba libre al personal. Además, devolvía el diezmo de todas sus ganancias.
Le pregunté:
—¿Cómo es posible que tú y tu personal descansen el sábado, aunque no asistes a la iglesia? ¿Cómo es posible que entregues tus diezmos a la iglesia sin pensar en la urgente necesidad de aceptar a Jesús como tu Salvador personal?
Él me contestó:
—A través de la Radio Adventista entendí que Dios pide que descansemos el sábado y que le devolvamos la décima parte de las ganancias. Tengo temor de que, si no cierro el taller y no devuelvo el diezmo, este se incendie y pierda yo todo mi capital.
En otras palabras, mi amigo me dijo: «No obedezco por amor, sino por temor».
Esto ilustra de una manera clara la situación de Laodicea. Hay frutos, hay obediencia, hay esfuerzo; pero todo es producto de la voluntad humana. Jesús llama a la puerta del corazón. Si entrara porque todos los miembros lo invitáramos a morar en nuestro corazón, el problema de Laodicea terminaría. Sus obras serían las que Dios espera. Serían el resultado de la acción divina en el corazón humano.
Puede ser que tus obras sean buenas. Pero la pregunta fundamental es: ¿Son obras calientes por el amor de Dios? ¿O son obras frías, producidas por el temor, o el interés personal?