Todo el que vive sin Cristo en el corazón está en tinieblas.
Es Cristo la luz que alumbra el interior del ser humano.
El diablo se ha encargado de cegar el entendimiento de los incrédulos para que no le resplandezca la luz del
Evangelio. O sea, que es la incredulidad lo que produce las tinieblas. ¿Sabes lo que esto significa y supone?
El que se encuentra en esta condición está completamente apartado de Dios y bajo la potestad de Satanás;
expuesta su vida a que, si muere ahora, jamás verá el rostro de Dios. Pasará toda la eternidad en las más
densas tinieblas alejado del Admirable, Alto y Sublime quien dió Su vida para que eso no aconteciera.
Lee los versos que aparecen en esta página y, si aún te encuentras en obscuridad, entiende y cree que los
mismos son palabra de Dios, luz y verdad, que alumbrarán tu corazón y te guiarán a los brazos del Dios
que te creó con el propósito de que tuvieras comunión con El, ahora y por toda la eternidad... para
bendición de tu vida y la de los tuyos. Dile SI a JESUS ... El es la luz.
"Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció
en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz
de Jesucristo." 2 Corintios 4:6
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Mas todas las cosas, cuando son puestas en evidencia por la luz,
son hechas manifiestas; porque la luz es lo que manifiesta todo.
Por lo cual dice: Despiértate tú que duermes, y levántate de los
muertos, y te alumbrará Cristo. Efesios 5:13-14
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... Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en El. Si decimos que tenemos comunión con El,
y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad; pero si andamos en luz,
como El está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo
nos limpia de todo pecado. 1 Juan 1:5-7
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"Con gozo damos gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia
de los santos en luz; el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y
trasladado al reino de su amado Hijo, en quien tenemos redención por su sangre,
el perdón de pecados. COLOSENSES 1:12-14