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Nadie está más allá del alcance de Dios Mateo 25.31-40
El invierno pasado, murió uno de los diáconos de nuestra iglesia. Mientras me preparaba para el funeral, pensé en la verdad que innumerables presos comprendieron gracias a su vida. Si Dios pudo salvar a ese hombre, también puede salvarme a mí. El diácono había sido creyente por más de 30 años, pero en su juventud había tenido una vida terrible. Participó en algunos de los hechos más detestados por la sociedad, y pagó un alto precio tras las rejas. Pero una vez que Dios se apoderó de él, no pudo quedarse callado en cuanto a la transformación que había tenido su corazón. Este ex esclavo del pecado pasaba parte de cada semana compartiendo el evangelio en las cárceles. Los reclusos escuchaban, y muchos creyeron, porque su vida era un testimonio del poder de Dios. La Biblia dice muy claro que el deseo de Dios es que todas las personas sean salvas (1 Ti 2.4). Nadie puede hacer nada tan malo que lo ponga más allá del alcance del Señor. Pero muchos creen que allí es exactamente donde están: demasiado lejos, demasiado sucios y demasiado inútiles para que el Padre los quiera. ¡La iglesia necesita con urgencia cristianos dispuestos a compartir su testimonio! No importa que su historia sea menos dramática que la de mi amigo; Dios pondrá en su camino a personas hambrientas para quienes su testimonio será como maná del cielo. Si usted es creyente, entonces ha sido llamando a hacer discípulos para Jesucristo (Mt 28.19). Comience contando su historia a quienes estén dispuestos a escucharla. Entre ellos habrá hombres y mujeres que oirán lo que el Señor ha hecho, y dirán: “Si Dios pudo hacer eso con usted, también puede hacerlo conmigo”.
Dr. Charles F. Stanley
El juicio de las naciones
31 Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, A)">(A) entonces se sentará en su trono de gloria,B)">(B) 32 y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos. 33 Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda. 34 Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. 35 Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; 36 estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí. 37 Entonces los justos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos, o sediento, y te dimos de beber? 38 ¿Y cuándo te vimos forastero, y te recogimos, o desnudo, y te cubrimos? 39 ¿O cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti? 40 Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis.
Todo lo que hagáis por vuestros semejantes a Él se lo haces!
Ama a Dios sobre todas las cosas y a tu prójimo como a tí mismo,
En Su amor y mi amor
Perla Ministerio Mujeres en Victoria
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