En tiempos de pruebas Génesis 50.18-21
Si alguien vivió numerosas situaciones para sentirse amargado por las pruebas de la vida, ése fue José. Sus hermanos lo trataron con desprecio, e incluso lo lanzaron a una cisterna. Después fue vendido como esclavo, llevado a un país extranjero, incriminado en un delito y dejado que se pudriera en una cárcel.
Pero, pese a todas las injusticias que sufrió, este joven que llegó a la adultez siendo un esclavo, se convirtió en un hombre con una gran ética de trabajo y un espíritu afable.
Es casi imposible comprender cómo pudo José ser tan perdonador, pacífico e incluso feliz. Su secreto para mantenerse afable bajo la presión, era su permanente enfoque en Dios.
José debió haber pasado muchas horas recordando las historias de Jacob acerca de la fidelidad del Señor para con su familia, y también las revelaciones divinas acerca de su propio futuro como líder (Gn 37.8, 39).
Pese a sus muchas desgracias, José tenía la confianza de que esos sueños que Dios le había dado, se convertirían en una realidad. Imagine qué clase de hombre pudo haber surgido después de trece años de sufrimientos e injusticias.
Si José hubiera estado pensando todo el tiempo en sus injustas circunstancias, probablemente se habría vuelto cínico y vengativo. Cuando un hombre tiene la mente llena de deseos de venganza, no puede ser un buen trabajador, por lo que, en vez de alcanzar la grandeza, José probablemente habría terminado haciendo tareas frustrantes y ordinarias.
Con sus “ojos” espirituales fijados en la gloria de Dios, José perseveró en medio de grandes pruebas. Al punto de perdonar a sus hermanos, lo que probablemente no le resultó fácil. Pero, por haberse puesto José bajo la protección del Señor, su corazón estuvo libre de emociones negativas.
Dr. Charles F. Stanley
Amado Padre, en el nombre de tu Hijo Jesucristo, te rogaqmos que sobre toda cosa guardada, guardes nuestro corazón, no permitas que guardemos en él deseos de venganzas, resentimientos, amarguras, odios, falta de perdón, danos un corazón nuevo, danos un corazón conforme tu corazón, saturalo de tu amor, de tu paz que perdonenemos las ofensas, así como tu nos has perdonado, danos la sabiduria de comprender que la paz y el gozo fluye solamente de un corazón limpio y puro, y ningún trabajo resulta pesado ni dificultuoso, porque todo lo que hacemos, lo hacemos con amor. Amén
Perla
|