
El firme cimiento Efesios 2.1-9
Lo que creemos determinará nuestra manera de actuar. Para conducirnos de una manera agradable a Dios, tenemos que aceptar la verdad bíblica.
Sigamos considerando nuestras creencias: • Sin Jesucristo, el hombre no tiene una relación con Dios. Cuando Adán y Eva se rebelaron contra el Señor, su naturaleza se corrompió, y se distanciaron de Dios. Todas las generaciones posteriores nacen con esta condición: con una naturaleza “carnal” que nos separa del Padre (Ro 5.12). Por sí solos, nosotros no podemos reparar nuestro pecado, ni cambiar nuestra naturaleza. • La salvación es sólo a través de Jesucristo (Hch 4.12). La justicia de Dios exigía un pago por el pecado, pero sólo un sacrificio perfecto sería suficiente. Únicamente Jesús, quien vivió una vida perfecta en la tierra, estaba calificado para hacerlo. Él llevó nuestros pecados y murió en nuestro lugar, para que pudiéramos ser perdonados y adoptados en la familia de Dios. Cuando le recibimos como Salvador, recibimos una nueva naturaleza, y la justicia de Cristo nos es adjudicada (Fil 3.9; 2 Co 5.17). • La iglesia —el cuerpo de Cristo— está constituida por los creyentes alrededor del mundo (1 Co 12.13). Todos los cristianos tienen el mandato de adorar al Señor, amarse unos a otros y ser parte del trabajo de anunciar el evangelio. Los seguidores del Señor han recibido también dones espirituales que deben utilizar para edificar a otros creyentes.
Si estas verdades son la base de nuestra perspectiva de la vida, nos hallaremos creciendo en la gracia y en el conocimiento de Jesucristo. Perdonar a los demás será posible, y nuestras inclinaciones pecaminosas serán sustituidas por el fruto del Espíritu (Gá 5.22, 23).
Dr. Charles F. Stanley
 Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe. mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. Gal 5:22,23 Estas virtudes son caracterizadas como fruto. en contraste con las "obras" Sólo el Espíritu Santo puede producirlas, y no los propios esfuerzos. Cuando el Espíritu controla completamente la vida del creyente, porduce este resultado.
Anhela fervientemente la presencia del Espíritu en tu vida, llenate cada día de Él. Dios sea propicio a ti,

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