La Mina terrestre del temor Isaías 14:10-13
Los humanos tenemos razones justificadas para vivir con temor: nuestro mundo tiene muchos peligros Pero, los cristianos no debemos aceptar al temor como un estilo de vida. Las maravillosas promesas de Dios nos permiten vivir serenamente en nuestro entorno. Dios ha inculcado en nosotros algunos miedos naturales, como el temor a las serpientes o a las aguas profundas. Nuestra inquietud natural nos enseña a respetar estas cosas hasta que sepamos cómo sobrevivir a un encuentro con ellas. El Creador nos dio tambi^n un sistema de alarma para que podamos reaccionar de inmediato al peligro. Por ejemplo, si un automóvil se abalanza sobre nosotros, una reacción instantánea de sobresalto puede salvar nuestras vidas. Algunos temores nos protegen. Pero un temor constante y absorbente es nocivo. Aunque podemos atemorizarnos cuando vemos una serpiente, la mayoría de nosotros no nos preocupamos demasiado por esos encuentros. Algunas personas se angustian por los peligros que pudieran ocurrirles; en vez de encomendarlos a Dios, piensan en todas las maneras como pudiera sucederles el daño. A medida que aumenta la ansiedad, crece la incertidumbre hasta estorbar nuestra relación con Dios. Los temores sobre la felicidad de los seres queridos, nuestro bienestar económico o la seguridad eterna, son todos resultado de la duda de que el Señor proveerá. Entonces nuestra atención se centra en nuestras preocupaciones, no en Aquél que promete sostenernos en Su mano.
Charles F. Stanley
Salmo 46:1-3 y 11
1 Dios es nuestro amparo y fortaleza, Nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. 2 Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida, Y se traspasen los montes al corazón del mar; 3 Aunque bramen y se turben sus aguas, Y tiemblen los montes a causa de su braveza 11 Jehová de los ejércitos está con nosotros; Nuestro refugio es el Dios de Jacob. "Pronto auxilio" alude a una ayuda que ha probado ser segura en el pasado, por lo que ninguna futura calamidad debe ser temida. Dios sea propicio a ti hoy y siempre,
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