Escuchando a Dios a través de Su Palabra
Si no nos tomamos el tiempo de estar quietos, no vamos a escuchar a Dios. A Dios no se le puede escuchar en medio del ruido y la inquietud, sio sólo en silencio. Él nos va a hablar si le damos la opotunidad. "Estad quietos -dijo el Salmista- y conoced que yo soy Dios" (Sal 46:10)
"...Oídme atentamente -suplica Dios-, y comed del bien, y se deleitará vuestra alma con grosura.. (Isaías 55:2-3) Escúcheloo. No hay otra manera de comprenderlo. "Fueron halldas tus palabras, y yo las comí" -dijo Jeremías (Jer 15:16). Siéntese a sus pies y permítale alimentarlo. Esa es "buena parte" (Lucas 10:38-42) El problema que tenemos muchos de nosotros es que, aunque leemos la Palabra de Dios, no nos alimentamos de Dios. Estamos más interesados en dominar el texto, encontrar su significado preciso y reunir teorías y teologías para poder hablar de Dios más inteligentemente. sin embargo, el propósito principal de leer la Biblia no es acumular información sobre Dios, sino "acudir a Él", encontrarnos con Él como nuestro Dios vivo. Jesús dijo a los mejores estudiantes de la Biblia de su época: "Escudriñad las Escrituras, porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí" (Juan 5:39). Los eruditos leían la Biblia, pero no escuchaban a Dios; "nunca (oyeron) su voz" (Jn 5:37). Debemos hacer algo más que leer palabras; debemos buscar la Palabra que hay en las palabras. Tenemos que pasar de limitarnos a recibir información, a ver a Dios y estar informados y ser moldeados por Su verdad. Hay un regocijo pasajero -"el gozo del descubrimiento"- en la adquisición de conocimiento bíblico, pero no hay vida en ello. La Biblia no es un fin en sí mismo, sino un estímulo a nuestra interacción con Dios. Empiece con un esfuerzo consciente de involucrarlo personalmente. Seleccione una porción de las Escrituras -ya sea un versículo, párrafo o capítulo- y léalo una y otra vez. Piense que Él está presente y le está hablando, revelando lo que piensa, siente y quiere. Dios se expresa bien: nos habla por medio de Su Palabra. Medite en Sus palabras hasta que Sus pensamientos empiecen a tomar forma en su mente. Pensamientos es la palabra exacta porque eso es precisamente lo que la Biblia es: "la mente del Señor ( 1 Corintios 2.16). Cuando leemos Su Palabra estamos leyendo Su mente: lo que Él sabe, siente, quiere, disfruta, desea, ama y aborrece. Aparte tiempo pra reflexionar en lo que está diciendo. Piense en cada palabra. Dese tiempo para contemplaar en oración hasta que el corazón de Dios se le revele y el suyo se abra. Jean-Pierre de Caussade escribió: "Lea en silencio, despacio, palabra por palabra para entrar en el tema más con el corazón que con la mente. De vez en cuando, haga pausas cortas para dejar que estas verdades fluyan por todos los huecos de su alma. David Roper
Experimenta la renovación del Pastor pasando tiempo en Su Palabra Salmo 37: 3 Confía en Jehová, y haz el bien; Y habitarás en la tierra, y te apacentarás de la verdad. 4 Deléitate asimismo en Jehová, Y él te concederá las peticiones de tu corazón Dios te bendiga,
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