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De: Perla  (Mensaje original) Enviado: 03/08/2009 20:35
El Padre es mío

La prosperidad que Dios nos da es producto de una vida ordenada, una vida desordenada es una vida que no va a prosperar, no puedes recibir de Dios con una mano y permitir que las tinieblas te lo quiten. 

Dice la palabra que un hombre tenía dos hijos, uno de ellos le pidió la parte de la herencia que le correspondía, pidió su herencia en vida, el padre les repartió los bienes, quiere decir que aunque sólo no pidió el padre dio los bienes a los dos.  Dice la palabra que pasado el tiempo el hombre que recibió los bienes los desperdició viviendo perdidamente.   Lo primero que debes aprender acerca de la prosperidad es que no hay dinero que aguante para el que vive perdidamente.  Cuando alguien recibe a Jesús en su corazón, ese día de su conversión a Cristo comienza un nuevo camino de prosperidad; porque el que no tenía para la renta porque se lo tomaba, lo inhalaba, lo desperdiciaba en otras mujeres que no era la suya solo por dejar de pecar ya tiene dinero a su favor.   Por ejemplo;  yo me fumaba un poco más de un paquete de cigarros diarios a los 20 años y de los 20 años  para acá me he ahorrado en cigarros un carro último modelo.   La prosperidad que Dios nos da es producto de una vida ordenada,  una vida desordenada es una vida que no va a prosperar, si diezmas y ofrendas Dios te da, pero si lo malgastas,  el diablo te quita.  No puedes recibir de Dios con una mano y permitir que las tinieblas te lo quiten.

El otro hijo fue al revés, se enojó cuando el hermano regresó y le dijo al papá:   “Yo nunca te he dejado de servir y no me has dado un cordero para comer con mis amigos”.  El padre le contestó: Lucas 15:31 Hijo, tú siempre estás conmigo, y todas mis cosas son tuyas.    El segundo principio que hay que practicar para prosperar es la constancia, el padre le dijo: “Tu siempre estás conmigo”.   Para prosperar hay que hacer cosas siempre.   El padre también le dijo: “Todas mis cosas son tuyas”.    El padre también le repartió a este hijo su parte, este es el segundo tipo de personas que es aquel que teniendo a Dios, por su religiosidad nunca le pide nada, después terminan amargados, en contra de la prosperidad, en contra de la gente, pero aquellos que hemos aprendido a pedirle  a Dios, a esperar en él y hacer de Él el fruto de nuestra bendición no tenemos la culpa de aquellos que no aprovechan la paternidad de Dios. 

Cuando al primer joven  se quedó sin nada dijo: Lucas 15:17-18 ¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre!  18 Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti.

En Dios hay abundancia, el hijo pródigo era pródigo pero no era tan tonto, porque cuando volvió en sí sabía que en la casa de su padre había lo que él necesitaba.     Usted debe decir “El Padre, es mío”  esto significa pertenencia.

Antes de Jesús nadie se atrevía a llamar a Dios, Padre; de hecho eso le costó a Jesús la vida, le preguntaron: “¿Eres tú el hijo de Dios?”  y el dijo: “Tú lo has dicho”; en ese momento dijeron “Crucifíquenlo porque blasfemia ha dicho”.  Los judíos no se atrevían a decirle a Dios, Padre; le llamaban el Altísimo, no pronunciaban su nombre, no porque no su nombre no pudiera pronunciarse, sino porque Dios quería revelarse como Padre.   ¿A quién de ustedes sus hijos los llaman por su nombre?  a todos les dicen “Papá”.

Cuando el  Espíritu Santo nos adopta, dice que las palabras que dice son: “Abba Padre” que significa “Papito” nunca el Espíritu Santo clama dentro de nosotros ¡Jehová!  Aunque lo decimos, clama por un papá.  

Esta es la manera en la que Jesús enseña a orar:

Mateo 6:9-15 Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. 10 Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.

Lo primero es reconocer que Dios es “mío” nadie que no entiende la paternidad de Dios va a entender la prosperidad de Dios, Juan le dijo a sus discípulos: “Hijitos míos, deseo que prosperen en todo y que les vaya bien”  el deseo del padre para un hijo es que prosperen, que sean saludables, el bienestar es el deseo del papá para los hijos, más que la petición de los hijos para con el papá.  Cuando sus hijos nacieron no pidieron nacer en el hospital en el que nacieron, ni la cuna, ni la ropa que tuvieron, por apretada que estuviera tu situación cuando comenzó tu vida matrimonial buscaste lo mejor para ellos, las madres eran capaces de no ponerse un vestido con tal de que al hijo no le faltara nada.  La Biblia dice que Dios es rico para con nosotros, la razón por la cual Dios es rico son sus hijos, él no es rico por serlo, o por presumir, es para inspirarnos de que si él tiene, los hijos también vamos a tener.

No puedes pensar en lo que tiene el papá para ti, si antes no piensas en tener al papá, tu mejor propiedad, tu mayor bien, tu mayor y mejor posesión es el Padre.

¿Cuántos creen que los hijos que tienen son de ustedes? Repita esto: “Los hijos que tengo son míos, pero yo soy de ellos”.  Normalmente los hijos van a protestar más por la ausencia de sus padres que por la ausencia de bienes, porque casi todos sabemos que en cuestión de bienes y cosas si nos esforzamos y buscamos la manera lo conseguimos, pero no podemos conseguir al papá, ni esforzándote, ni queriendo que otro lo sea, sólo es  uno, pero el Señor dijo: “Ustedes van a orar así... Padre NUESTRO”.  El Padre es nuestro y tu mayor posesión es el Padre.

Muchos de nosotros, sobre todo los que somos padres, tenemos problemas para prosperar porque al hacernos padres las responsabilidades crecen y estamos tan concentrados en nuestra responsabilidad de padres que se nos olvida que somos hijos. Algunos se preguntan qué tiene el Pastor Cash para que Dios lo bendiga tanto en todo lo que hace y les voy a decir qué es lo que tengo: Yo tengo Padre, yo de verdad me creo hijo de Dios, de los consentidos, muchos dicen que Dios no tiene consentidos, pero si hasta usted los tiene, yo no sé si encontraré la doctrina para demostrar que Dios tiene hijos consentidos, pero en lo que usted la busca yo me creo consentido porque de la fe depende todo, yo digo: “Papito, lo que los demás no quieran, lo quiero yo”.  

En la mesa de las bendiciones de Dios siempre sobra, porque siempre hay alguien  que las menosprecia.  ¿Cómo podemos orar, si ni siquiera creemos que él nos pertenece? cuando dice “Padre nuestro” no es reconocer que eres hijo de él, es reconocer que él es tu papá y que él te pertenece y también todo lo que él tiene.  Dios le dijo a su pueblo: “Entonces este pueblo será mi pueblo y yo seré su Dios”.  ¿Se recuerda cuando Rut le habló a Noemí y le dijo:”Tu pueblo será mi pueblo y tu Dios será mi Dios?”.  Jesús dijo: “Todo lo que tiene el Padre es mío” Jesús sí sabía lo que tenía, siempre lo supo.

Si Dios es tu padre, las cosas del padre le pertenecen al hijo, el problema es que muchas veces las cosas de los hijos no le pertenecen al padre, normalmente ¿quién hereda a quién? los padres a los hijos, pero casi nunca se ve que los hijos hereden a los padres, normalmente usted sabe que el día que su papá muera esa casa va a pasar a su nombre, pero no pasa así de abajo para arriba, de abajo para arriba algo le damos a los padres y el Señor dijo: “honra a tu padre y a tu madre para que te vaya bien y seas de larga vida sobre la tierra”.   Si a Dios no le interesa bendecirte en la tierra ¿por qué te promete larga vida en la tierra?  Si Dios lo que quiere llevarnos al cielo inmediatamente, ¿Por qué sus promesas son para la tierra? Porque Dios no vive sólo en el cielo, Dios vive en la tierra, El nos va a bendecir allá, pero también va a bendecirnos aquí. Por eso la Palabra dice que el Señor nos dará largura de vida y riquezas, porque si Dios quiere darte larga vida, también te dará con qué vivirla.

Cuando se nos olvida quién es quien nos pertenece, perdemos la perspectiva de lo que nos pertenece, para que exista un “tengo algo” debe existir “tengo a alguien”. Uno de los honores o alabanzas que los hombres podemos recibir en la tierra, que tu esposa sienta que es dueña de todo lo tuyo, eso es un honor para un hombre, que tu esposa estando contigo sepa que no le va a faltar nada, porque si te tiene a ti, tiene el resto de las cosas. 

Cuando se pierde de vista al “alguien” uno empieza a ver mal el “algo”.

Salmo 73:1-3 Ciertamente es bueno Dios para con Israel,     Para con los limpios de corazón.  2 En cuanto a mí, casi se deslizaron mis pies;     Por poco resbalaron mis pasos. 3 Porque tuve envidia de los arrogantes,     Viendo la prosperidad de los impíos.

Asaf era un salmista y había envidia en su corazón, este mal existe entre pastores y ministros, entre gente que sirve a Dios, gente que canta a Dios, gente que le escribe canciones a Dios, gente que reconoce que Dios es bueno, pero no lo reconoce como suyo. 



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