Los creyentes hemos sido apartados. La palabra griega traducida como “iglesia”, es ekklesia, en la que ek significa “fuera de”, y klesia, “llamados”. Aunque vivimos, trabajamos y actuamos en la sociedad humana, nuestra lealtad y devoción están dirigidas correctamente a Jesucristo, no al gobernante de este mundo: Satanás.
Pero es importante saber lo que nuestra separación no significa.
Primero, la iglesia no debe aislarse. Como cristianos, debemos ser como luces en comunidades de oscuridad (Mt 5.14). La luz revela el camino a seguir; sin ella, nos sentimos restringidos y temerosos.
Segundo, los creyentes no pueden confiar en sus propios esfuerzos para vencer al mundo. El seguir una lista de permisos y prohibiciones agotará a la persona, y por lo general el resultado será siempre el fracaso. Somos victoriosos por medio de Jesucristo. Dios pone en su reino a quienes ha sacado del dominio de Satanás.
Aunque el Dios Padre y Cristo han hecho la parte difícil del trabajo, sus seguidores no pueden seguir haciendo lo que es propio de la naturaleza humana. Antes bien, tenemos que ser transformados por medio de la renovación de nuestra mente (Ro 12.2). Si nuestra mente está viviendo aún de acuerdo al mundo, terminaremos enlodados por las decisiones impías, y nuestras relaciones y testimonio se verán afectados.
Dr. Charles F. Stanley
Romanos 12
Deberes cristianos
1 Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. 2 No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.
Deja que la Palabra de Dios y su Espíritu Santo transformen radicalmente tu manera de pensar. Renueva tu mente para conocer y poner en práctica la voluntad de Dios, ofreciendo tu cuerpo en sacrificio vivo.
Perla