Sirve, pero no te olvides
Pero Marta se preocupaba con muchos quehaceres, y acercándose dijo: “Señor, ¿no te da cuidado que mi hermana me deje servir sola? Dile, pues, que me ayude”. Lucas 10:40
Por el estigma que la esclavitud ha supuesto a través de los siglos sobre el concepto de servicio, se ha creado la noción de que el que sirve es el que menos vale. Sin embargo, Cristo introdujo un cambio significativo cuando dijo que “el Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir” (Mar. 10:45). Jesús valoraba el concepto de servicio y lo presentó como algo deseable para sus seguidores. El episodio del lavamiento de los pies es un ejemplo extraordinario de la forma en que el Señor veía el servicio.
Sin embargo, en la historia de hoy, el Señor parece no estar apoyando a Marta en su afán de brindar el mejor servicio. El problema de Marta no era servir, sino que el servicio la estaba privando de algo mejor. Por bueno que sea el servicio, si nos separa de nuestro Dios, entonces nos está causando daño. Marta estaba tan ocupada en proveer para el Maestro que no tenía tiempo de estar con él. El cristiano debiera ser Marta y María a la vez: ser vir de todo corazón, pero no olvidarnos de nuestro Señor.
No se debe permitir que el servicio, por bueno que sea, sea razón de separación del Señor. Es digno de mención observar que en los asuntos religiosos el cansancio llega más rápido que en los asuntos que no tienen que ver con nuestra fe. La fatiga espiritual hace que se prefiera estar ocu pados en buenas cosas y olvidar estar en la cosa mejor de estar con nuestro Señor.
Si el servicio no es lo más necesario en presencia de Cristo, hay que definir qué es entonces lo de mayor importancia. “La ‘una cosa’ que Marta necesitaba era un espíritu de calma y devoción, una ansiedad más profunda por el conocimiento referente a la vida futura e inmortal, y las gracias necesarias para el progreso espiritual. Necesitaba menos preocupación por las cosas pasajeras y más por las cosas que perduran para siempre. Jesús quiere enseñar a sus hijos a aprovechar toda oportunidad de obtener el conocimiento que los hará sabios para la salvación. La causa de Cristo necesita personas que trabajen con cuidado y energía. Hay un amplio campo para las Martas en su celo por la obra religiosa activa. Pero deben sentarse primero con María a los pies de Jesús” (DTG 483).