El conflicto 2 Timoteo 4.6-8
La batalla espiritual continúa todo el tiempo. Es importante que los creyentes estén conscientes de este conflicto, para combatir con efectividad el pecado y vivir de una manera agradable al Señor. La lucha existe en tres frentes. Primero, tenemos un enemigo interno. Desde la caída en el huerto del Edén, el corazón humano no busca por naturaleza a Dios. Pero su Espíritu puede atraernos y mover nuestros pensamientos hacia Él. Sin embargo, aun después de ser salvos tendremos la capacidad de hacer el mal mientras estemos en este cuerpo carnal. La Biblia menciona evidencias de la vieja “carne” que actúa dentro de nosotros, como son la fornicación, la inmundicia, los celos y los estallidos de ira (Gá 5.19, 20). Segundo, hay un enemigo externo: el sistema de creencias, actitudes y filosofías contrarias a Dios, que nos rodea. Primera de Juan 2.15 hace una severa advertencia: “Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él”. Como creyentes en Jesús, debemos ser sal y luz para la sociedad a nuestro alrededor, y no permitir que sus prácticas influencien nuestros pensamientos o nuestra conducta. Tercero, hay un enemigo diabólico: Satanás. Su deseo es desacreditar a Dios, y tener la victoria sobre el reino del Señor. Sabemos por la Escritura que esto no sucederá, pero el conflicto seguirá hasta los últimos días mencionados en Apocalipsis. Esté consciente de estos tres enemigos. Usted no se quedaría dormido en medio de una feroz batalla, y tampoco debe vivir sin recordar que hay una batalla espiritual cada día. El pasaje de hoy dice qué hacer exactamente para mantenerse firme en Cristo: armarse con la Palabra de Dios, y buscar su dirección y protección. Dr. charles F. Stanley
Efesios 6.10-17
La armadura de Dios
10 Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza.
11 Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo.
12 Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.
13 Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes.
Manténte siempre listo para el combate espiritual. Reconoce que tus enemigos demoníacos están detrás de mucho de lo que sale a tu encuentro para dañarte. Evita o rechaza cualquier impureza o lenguaje o conducgta impura; ello contradice tu profesión de fe en Cristo. Diariamente enfrentamos una batalla espiritual. Nuestro gran combate escontra fuerzas espirituales, no contra seres humanos. Grande es la protección y los recursos con los que Dios nos ha provisto para enfrentar este enemigo. Dios te bendiga,
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